lunes, 20 de diciembre de 2010

¡Navidá, navidá, roja navidaaá!


Se acerca la Navidad y, como cada año, todavía no he comprado ningún regalo. Esta vez, además, cae todo en fin de semana y trabajo hasta última hora, así que la cosa está chunga para ir a comprar en el último momento (como acabo haciendo siempre). Pero he decidido que se acabó: estoy harta de ir corriendo de un sitio a otro, con todo abarrotado de gente histérica, género que se ha acabado, marujas desesperadas, agobios, colas, estrés y locos que te pegan y/o insultan si coges lo que ellos querían... Este año he dicho: ¡basta! ¡Digamos NO al sistema capitalista de mierda! ¡Abajo el consumismo navideño vacío!

Suficiente tengo ya con que no me guste la Navidad como para, encima, ser masoquista y aguantar tanta tontería un año tras otro. Así que, por una vez en la vida, a una semana vista yo ya tengo el tema solucionado. Y bien feliz que estoy...

En definitiva, siendo práctica, dejándonos de tonterías y pensando en lo mejor para todos, mi lista de regalos Navidad 2010 será la siguiente:

- Yo: me auto-regalo el calendario bomberos de la Generalitat 2011-2012 y eximo a todos mis seres queridos de la obligación moral de comprarme algo, evitándoles consecuentemente el mismo estrés y agobio que sufrimos todos con las compras navideñas de los cojones, y la preocupación de pensar y acertar en un regalo que me guste. Así todos ganamos en libertad y felicidad, que no tienen precio.

- Mi madre: calendario de las secciones deportivas de los bomberos (dedicado, ojo). Que aquí hay nivel. Para que disfrute de su regalo durante todo el año y recuerde a su querida hija con más amor (si es que eso es posible, que estamos hablando de una madre con todas las de la ley).

- Mi abuela: calendario de los bomberos. Nunca es tarde si la dicha es buena. Además, a sus 85 tacos, todavía está muy bien de la vista, así que no hay problema para que pueda disfrutar de su regalo tan felizmente.

- Mi hermano: ahora que se independiza, nada mejor que un calendario de bomberos para convertir su piso en un verdadero hogar. Que ha de estar informado del día en que estamos, hombre. Además, el calendario le servirá para tomar ejemplo, inspirarse en esos heroicos salvadores de la humanidad y sacar él también al bombero que lleva dentro. En el fondo me lo agradecerá (y su novia también).

- Mi padre: lote terapéutico medicinal para sentirse mejor física y espiritualmente. Consistente en: botella de vino del bueno, botella de cava del bueno (más botella de whisky complementaria). La uva tiene propiedades antioxidantes, revitalizantes y todas esas cosas que siempre vienen bien, y yo soy una buena hija que se preocupa por su salud. El whisky no lleva uva, pero también tiene extractos vegetales que seguro que van bien para algo...

Y bueno, básicamente sería esto. Creo que no me dejo nada. Todo sea por regalarles lo que realmente necesitan y les va a gustar. Cualquier sacrificio es poco... ¡Ah, si! Me dejaba el último (pero no por ello menos importante) regalo:

- Mi pareja: un fantástico uniforme oficial de bombero. Lo que siempre ha querido tener, seguro. Él todavía no lo sabe, pero el sueño de su vida, lo que desea con toda su alma, es tener un traje bomberil (y ponérselo y quitárselo compulsivamente, claro). Suerte que aquí estoy yo para hacer sus deseos realidad (ojos húmedos de la emoción, voz temblorosa)... ¡pero qué bonito! ¡cuanto amor! ¡Esto sí que es el auténtico espíritu de la Navidad! La verdad, si cada año va a ser así, ¡aún me acabará gustando!

sábado, 18 de diciembre de 2010

Güiquiliks: próximos escándalos escandalosísimos


Becaria Busca Bombero, siempre en la cresta de la ola, quiere dedicar hoy esta humilde entrada a un tema de rabiosa actualidad: el güiquiliks, esa fuente inagotable de información supuestamente ultrasecreta, comprometedora y confidencial que tantos disgustos está dando a más de uno.

Sí señor, güiquiliks está de moda, la polémica está servida, la noticia está en el aire. Pero, si nos paramos un segundo a analizar el tema un poco más en profundidad, nos daremos cuenta de lo siguiente: que salgan a la luz documentos donde queda patente que los yanquis son unos chulos prepotentes y sin escrúpulos, que se creen con derecho a hacer lo que les salga de los cojones, ¿acaso sorprende a alguien? Pues vaya una novedad... Lo único que están haciendo es confirmar lo que todo el mundo ya sabía, pero les falta la gracia, el interés, el factor sorpresa, la emoción y todas esas cosas que realmente son las que gustan y divierten a la gente de la calle. Que les falta salsa, vamos.

Así que, sin ánimo de ofender ni de meterme donde no me importa, yo le aconsejaría al señor de güiquiliks (si es que a estas horas no está ya criando malvas, animalico) que se dedicara a obtener información sobre algún tema más interesante. Por ejemplo, sería un bombazo que se destapase alguno de los siguientes escándalos:

- ¡El barco se hunde! Zapatero (o Rajoy, Aznar, Obama, Artur Mas, póngase el político que más apetezca) en su juventud devolvía las pelis al videoclub sin rebobinar... Informes ultraconfidenciales demuestran que, además, gran parte de esas pelis podrían ser cintas porno. Nunca se pensó que esta comprometidísima información pudiera salir a la luz, ya que el dependiente del videoclub fue debidamente sobornado con un apartamento en Marina d'Or, ciudad de vacaciones.

-¡Caos mundial! Los entrenadores del Barça y del Real Madrid están enrollados, y todos los insultos que se lanzan mutuamente son en realidad mensajes secretos en lenguaje cifrado, usados para concretar sus encuentros furtivos en moteles de carretera. Por otro lado, los jugadores utilizan el futbol como tapadera para su auténtico negocio: el contrabando de cromos. Hagáis lo que hagáis, siempre os faltará alguno... lo importante es mantener a la gente enganchada.

- ¡El fin está cerca! Los extraterrestres están entre nosotros desde hace tiempo, y algunos de ellos han adoptado curiosas formas para infiltrarse en nuestra sociedad y destruirnos desde dentro. Se han filtrado algunos nombres: George Bush, los Jonas brothers, el hermano de Marichalar, Fraga (ya hemos dicho "desde hace tiempo"), la duquesa de Alba, el monstruo de las galletas, Belén Esteban, Ramoncín, el coro del ejército ruso al completo, Hugo Chaves, Bustamante... ¡Ya están aquiiiiiií!

- El rumor de la muerte de Steve Urkel era falso. Todo fue un ingenioso bulo para que pudiera seguir con su meteórica carrera de espía megaultrasecreto en la CIA. Ahora es el director de la citada organización. Está claro que ninguna de las cagadas de dicha entidad ha sido culpa suya, como puede deducirse por sus últimas declaraciones: "¿he sido yoo?".

- ¡Notición! El Rey Juancar no vive del cuento a costa de todos los españoles, sino que trabaja duro para ganarse el sustento dignamente. Parece ser que curra de drag-queen en una conocida sala de fiestas madrileña, según nos confirman fuentes contrastadas. Se ha descubierto que le llena de orgullo y satisfacción mantener con su sueldo a su numerosísima família y pagarse la gasofa del Bribón VI (o el número que sea) con las propinas que se saca.

- Los tertulianos de Intereconomía en realidad son androides diseñados específicamente para superar (de lejos) el nivel de barbaridades y gilipolleces que puede llegar a soltar un ser humano. Ninguna persona normal sería capaz de alcanzar el nivel de desvarío, grosería, prepotencia y chulería que requiere el canal en cuestión, así que se ha sustituido a los humanos por máquinas crueles, diabólicas y sin ningún sentido del bien y del mal.

Y así podríamos seguir hasta el infinito... Si es que hay millones de cosas que sorprenderían un poco más, que darían vidilla, alegría y tema de conversación. Nada de obviedades conocidas por todos, ¡copón! Aaay, pero qué poca visión tiene la gente... ¡si hay que filtrar, se filtra, pero filtrar pa ná es tontería!

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Nunca es tarde si el calendario es bueno


Hoy es un día gris, aquí, en Becaria Busca Bombero. Acabo de ser consciente de un hecho tristísimo, una tragedia horrible, una catástrofe mundial de magnitudes descomunales (únicamente comparable a lo que sería que Carmen de Mairena ganase las elecciones, que Bush fuese elegido Presidente de la Galaxia o que se agotasen las reservas mundiales de chocolate). La cuestión, en realidad, es muy simple: el tiempo pasa volando. No somos conscientes de ello, pero se nos va... los segundos, minutos, horas y días se escapan como resbaladizas anguilas (eléctricas o no) deslizándose en el lodoso río de nuestra existencia.


Y esta terrible crisis está causada por un hecho de vital importancia: se aproxima el 2011 a toda velocidad. El tiempo es como Chuck Norris: no perdona, no tiene piedad. Y las evidencias son así de crueles: hay turrones en el Día desde principios de octubre, las luces de navidad ya están instaladas en las calles (junto a los imprescindibles altavoces para darnos la brasa con los villancicos), por la tele nos acribillan a todas horas con anuncios de juguetes, colonias y otras tontería navideñas, y pronto empezaran a aparecer los primeros papa noeles subiendo por los balcones. Y, sin embargo, a estas alturas, con la Navidad encima: ¡¡¡yo aún no tengo mi calendario de bomberos!!! ¿Pero cómo es posible? ¿Cómo he podido cometer este gravísimo error? ¡Esto es imperdonable!


Vale, al principio tenía excusa porque sufrí un pequeño colapso mental (nada importante, no me han quedado secuelas) al intentar decidir qué calendario bomberil comprar entre los miles posibles. Resulta que la exhibición de mangueras se ha puesto tan de moda que ahora los bomberos de todas las provincias y comunidades autónomas hacen calendarios. Así que cuando empecé a ver que aparecían bomberazos de todos los sitios (que si los de Zaragoza, los de Bilbao, los de Valencia, los de Cantabria... y así hasta el infinito) casi me da una contractura cerebral pensando cuál elegir. Porque está claro que la opción de pillármelos todos no es viable: es lo primero que pensé y, desgraciadamente, tuve que descartarlo, por un lado por falta de pasta, y por otro por falta de tiempo para dedicarle sus merecidas horas de contemplación babeante a cada uno de esos colosos de la erradicación de llamas... Además, tampoco quiero palmarla de deshidratación, que todavía me queda mucho por vivir. Aaaay... ¡si es que no puede ser! No daría abasto, y encima acabaría pidiendo en el metro para pagarme la hipoteca por haberme fundido el sueldo en calendarios.


Así que al final he decidido quedarme con el calendario de los de aquí, que trae fotos (los números dan igual) para dos años, 2011 y 2012, y un “deuvedé” con el “meikin-of” de cómo se hicieron las obras de arte que aparecen en cada mes (las fotos, quiero decir: a las obras de arte bomberiles ya sabrán sus padres, que el universo se lo pague, cómo las hicieron). Pero claro, entre una cosa y otra, que sólo lo venden en ciertas tiendas y no tengo ninguna cerca, pues pasan los días y yo sin mi calendario. Imperdonable en una persona que tiene un blog en honor a los héroes de la extinción de incendios y el rescate de gatos. Intolerable.


Por lo tanto, está decidido: de este fin de semana no pasa que consigo el calendario bomberil. ¡¡A Dios pongo por testigo de que nunca volveré a pasar hambre (de mangueras)!! (musiquilla de “Lo que el viento se llevó” de fondo). Aunque tenga que robar, aunque tenga que pelearme con las abuelillas que hacen cola a las siete de la mañana en cualquier sitio, o con las marujas que intentan chorizarte lo que tú has visto primero (normalmente en las rebajas), aunque tenga que recorrerme medio país quemando las tiendas dónde se haya agotado: ¡lo conseguiré! ¡Ahí queda eso!


jueves, 4 de noviembre de 2010

¡Que viene el papa!


Estos últimos días se está hablando mucho de la visita del Papa, Benedicto XVI. Es un tema candente, de rabiosa actualidad, que da mucho que pensar y todo eso. Hoy, reflexionaremos sobre ello, aunque éste es un blog muy serio y no entraremos en cuestiones banales y superficiales como todo el dinero que se ha despilfarrado en la visita papal, la gente que está a favor, la gente que está en contra, la paralización de media ciudad por un viejo con sotana blanca... ninguna de estas pequeñeces importa.

Aquí hablaremos de lo realmente grave, profundo y fundamental, que es lo siguiente: ¿a estas alturas, aún hay alguien que crea que Dios (si existiera) elegiría como representante suyo en la tierra a un tío tan, pero tan feote como el Bene? No hace falta tener un master en marketing para saber que, hoy en día, todo se vende exclusivamente por su imagen (sólo hay que recordar los clásicos anuncios de coches deportivos con tías buenas en pelotas encima, por poner un ejemplo). La cosa es simple... Dios, en teoría, es omnisciente, osease que lo sabe todo, todo, todo. Así que seguro que está informadísimo de este pequeño detalle de cara a promocionarse y comerle la olla a la peña para que se hagan fans suyos. Es imposible que escoja como representante a un tío que da un miedo que te cagas... De hecho, desde que eligieron papa a Ratzinger Z, el pobre "coco" se ha quedado sin curro; las madres ya no amenazan a los niños con él, sino con el otro, que además les puede hacer cosas peores que llevárselos en un saco...

Porque vamos a ver, sigamos analizando: te viene un tío horripilante y grimosillo como el Bene a soltarte el rollazo de "follar es pecado, no lo hagas. Ves a la iglesia a rezar y darle tu pasta al tío vestido de escarabajo". Y tú, viendo su careto, piensas: "¡los cojones! Como no mojas ni pagando, intentas que todos pringuemos como tú. Mal de muchos, consuelo de tontos...". Y claro, no tiene ninguna credibilidad, el hombre. En cambio, si un tío o tía superbuenos y apañadotes (un bomberazo, por ejemplo) te dicen eso mismo, igual empiezas a plantearte el tema de otra manera (quizá acabas intentando demostrarle que no es cierto, pero esa ya es otra cuestión). La sociedad es así, no la he inventado yo. Al final, el follaje y el dinero mueven el mundo...

En fin, que esto, para mí, es un claro teorema lógico-filosófico demostrativo de que Benedicto XVI no puede ser el representante de Dios en la tierra (exista o no exista Dios). Por tanto, nos están estafando, como siempre. Nos venden la moto. Nos la han "colao" otra vez, vaya.

Así que, visto lo visto, yo propongo lo siguiente: ya que nunca vamos a recuperar toda la pasta que se han gastado en este pufo, invirtamos el dinero del viaje episcopal en mandar al papa y a todos sus amigotes cardenales, obispos, etc al espacio exterior, en un vuelo hiperestelar tripulado con el objetivo de ir a cristianizar, por ejemplo, el planeta Raticulín. Quién sabe, igual allí el Bene conoce a Carlos Jesús, o a Micaé o a Christopher (o a los tres en uno) y surge el amor... Puede que así dejase de dar por culo metafóricamente para pasar a hacerlo literalmente. Y, la verdad, creo que estaríamos todos mucho más contentos.

martes, 19 de octubre de 2010

¡Vivan las citas célebres!


Debo confesar que, además de los bomberos y el chocolate (el etanol lo estoy dejando, ¿qué pasa?), soy una gran forofa de las citas célebres, ingeniosas o divertidas. Sé que esto puede resultar de una pedantería insoportable para muchos, pero es que no puedo evitarlo: ¡me encantan! La verdad es que no tengo ni puñetera idea del motivo: quizá porque resumen en pocas palabras la esencia de un pensamiento mucho más complejo, porque plasman en unas cuantas pinceladas certeras una reflexión profunda sobre algún tema, o porque sientes, por un momento, que no estás solo y alguien ha pensado (y ha sabido expresar mucho mejor) lo mismo que tú.

Además, es que hay frases para todos los gustos: cosas importantes, tontas, superficiales, graciosas, que todos hemos pensado alguna vez, que nunca se nos habían ocurrido antes, con las que estamos de acuerdo, en desacuerdo, las dos caras de la misma moneda... todo. Mis preferidas son las que, con algún punto de ironía y humor, retratan una verdad como un templo.

Supongo que, en realidad, lo de las frases en sí no tiene ninguna gracia: si no las hubieran dicho (supuestamente) personajes famosos y carismáticos, ahora mismo ya no se considerarían citas celebres. Serían, simplemente, frasecillas cutres y sin clase, tonterías anónimas, idas de olla vulgares y corrientes... pero también me gustarían, claro. Es superior a mí.

Y luego ves que, a lo largo de la historia, personas muy distinta y de diferentes épocas, han dicho frasecillas muy parecidas... ¿Será señal de que, al final, lo importante se reduce a cuatro cosas esenciales y comunes a todos? ¿mmm? Claro que también podría significar que siempre ha existido el plagio y que existirá hasta el fin de los tiempos, o que la gente prefiere coger cosas ya hechas y modificarlas ligeramente antes que inventar algo completamente nuevo.... no sé, pero yo prefiero pensar lo de antes, suena mejor.

Pues todo este rollazo viene a cuento de que, el otro día, leí una frase muy graciosa de Francis Bacon, que dice algo así como: "Hay personas capaces de pegarle fuego a la casa de su vecino con tal de freirse un huevo". Nota aclaratoria: se refiere a un huevo alimenticio, para comer (iba a decir de gallina, pero el hombre no especificó y también podría ser de avestruz, por ejemplo, en caso de tener mucha hambre). No estamos hablando de masoquismo, porelamordediós... Nota aclaratoria II: también tiene cojones que filosofe acerca de huevos fritos un tío que se llama Bacon, pero esa ya es otra historia. Ya lo dicen, que el nombre condiciona nuestra vida.

Y, reflexionando sobre el tema, los huevos, el fuego y todo eso, me vino en mente que unos tanto y otros tan poco: yo a veces (no siempre, ¿eh?, tampoco hay que abusar) le pegaría fuego a mi propia casa para que los demás estuvieran bien calentitos... en fin, tontalculo que es una. Sospecho que es algo genético, me viene de mi madre, que siempre se pone la última en la cola de todo. Una santa, mi madre; algún día hablaré más a fondo de ella... Ehem, por si estás viendo esto (cosa que dudo, ya que no sabe ni enchufar el ordenador, pobre): "¡hola mamá! Tranquila, he comido bien y aquí también empieza a hacer frío, pero ya me abrigo...".

La verdad es que al darse cuenta de esto, una se siente un poco idiota (bueno, más bien una imbécil integral, pero qué se le va a hacer, mi esperanza es que siempre se puede mejorar). Pero en fin, me consuela pensar que, pegue quién pegue fuego a la casa de quién sea, al menos siempre podré disfrutar a tope viendo a mis ídolos bomberiles en plena acción.

martes, 12 de octubre de 2010

Las mujeres que escriben son peligrosas

Este fin de semana he tenido el placer de leer un interesante librillo titulado "Las mujeres que escriben también son peligrosas", de Stefan Bollman. Cito textualmente una reseña del libro: "Si “las mujeres que leen son peligrosas” (como aseguraba un primer libro de esta editorial), ¿qué decir de las mujeres que se han empeñado en ser escritoras en un mundo lleno de prejuicios que no las tomaba en serio? Un libro que hace un recorrido por autoras de todas las épocas."

Pues, básicamente, resulta que antes tenía muchísimo mérito eso de ser mujer y dedicarse a la literatura, cuando se suponía que tu única función en la vida era cuidar de tu maridito (hacerle comiditas y esas cosas, supongo) y tener hijos como si fueses una coneja. Las pobres desgraciadas, para escribir, tenían que hacerse pasar por tíos (eso si el caradura del marido no se apropiaba directamente de su obra), o renunciar a la supuestamente respetable vida de esposa y madre, o, si tenían pasta y un marido con paciencia, no renunciaban a nada pero estaban muy mal vistas.

El de la mujer en la literatura no es un caso único. A lo largo de la historia también han destacado otras minorías en todo tipo de campos: mujeres, gente de color, obreros oprimidos, enfermos, excéntricos que iban contra los cánones de su época, pirados que se cortaban la oreja... en fin, cualquier persona que se saliera de lo habitual y establecido acababa creando un estilo propio y alcanzando la gloria.

La cuestión es que todas estas personas, aunque no lo parezca, tenían una suerte de la hostia: contaban con una motivación extra para hacer lo que hacían. Y acababan triunfando y siendo valorados, aunque fuera cuando ya estaban criando malvas y les importaba todo una mierda (pero a los herederos no, claro). Y vale, seguro que en su momento las pasaban canutas, no digo que no. Pero después... ¡la inmortalidad! Ser una mujer que se saltaba las estrictas normas de la época, una rebelde de espíritu atormentado que lucha contra las injusticias de la sociedad... ¡Aaaay! ¡Si es que suena genial!

En cambio, actualmente, la cosa ha cambiado un montón: todo el mundo escribe, pinta, hace fotos, tiene un blog, colecciona chapas de cava, se dedica al encaje de bolillos... ¡Así es imposible destacar! Cada vez que decides hacer algo, seguro que encuentras tres millones cuatrocientas cincuenta y siete mil personas que ya lo han hecho antes (o a la vez). ¡Es que no hay alicientes! ¿Que eres mujer? No importa, te valoran igual. Si eres pobre, negro, chino, o pijo también. Y si estás oprimido por la hipoteca (o por los cabrones del banco), da igual: todo el mundo está en la misma situación, así que no tienes ningún mérito, ni siquiera el de ser el primer hipotecado que escribe una obra maestra de la literatura universal (probablemente una recopilación de todas las formas de tortura y asesinato aplicables a cabrones del banco habidas y por haber...).

Resulta que ahora, si eres un excéntrico que va contra los cánones de la sociedad, sólo eres uno más de los tropecientos mil excéntricos que van contra los cánones de la sociedad, y la sociedad no se dará ni cuenta de que existes. Además, ahora ser "rarito" es lo normal, así que los que realmente romperían moldes serían los "normalitos". Pero claro, como ya no se sabe qué es normal y qué no, pues nada, que no hay manera... Hay que joderse.

¡Y es que la vida no es justa! A ver: yo también tengo derecho a que dentro de mil años exista un grupo musical ñoñil con el nombre de alguna parte de mi cuerpo, ¿no? ¿Y que hay de obligar a millones de niños del mundo mundial a memorizarse mi nombre y mis obras cuando estudien literatura? ¿Y lo de salir como asignatura obligatoria en el temario de las opos de todos los bomberos futuros? ¿ein? Eso sería lo mínimo... luego de los monumentos y las calles con mi nombre, ya hablaríamos. Pero no, claro: como ahora tenemos toda la libertad posible para escribir, pues hala, ya solo hay que guiarse por un criterio tan insignificante como el valorar si escribes bien o no... Porelamordediós.... ¡Cómo si eso fuera lo más importante! ¡Cuanta injusticia, señor, cuanta injustícia! ¡Si es que no hay derecho, hombre!

sábado, 2 de octubre de 2010

En busca del fuego maldito


El otro día estuve planteándome cerrar el blog y abandonar la escritura definitivamente, por falta de inspiración, que siempre desaparece cuando la necesitas. Entonces, en pleno arranque de desesperación, un amigo sugirió que ésta se encontraba en el infierno. En este caso, tiene su lógica, claro: en el infierno hay fuego y, por tanto, también debería de haber bomberos. Así que, como por probar no se pierde nada, decidí bajarme al inframundo, a ver si allí encontraba de una vez a las dichosas musas, que me habían abandonado vilmente.

Entré en el ascensor. "Cerrando puertas" (la voz de ese maldito trasto siempre me ha parecido bastante infernal). En el panel con botones podía leerse lo siguiente:
Planta 0: Manicom...Tierra
Planta -1: Purgatorio
Planta -2: Infierno
Pulsé el -2 y la voz dijo: "Introducir código de acceso". Marqué el 666, y venga, ¡hacia las oscuras profundidades del averno! "Bajando". Como no...

Cuando se abrieron las puertas del infierno, la verdad es que aquello no se parecía en nada a lo que yo me había imaginado. A simple vista, no había fuego, ni azufre, ni ollas con gente cociéndose dentro, ni horripilantes cámaras de tortura. Ni rastro de los tormentos eternos con que nos amenazan los curas, vamos; eso sí, había muchos de éstos rondando por allí...

Lo primero que me llamó la atención fue que las paredes, el suelo y el techo eran de un espeluznante color rosa pastelón. Ahí ya empecé a intuir lo infernal de la cosa... Además, los altavoces del hilo musical emitían eternamente los berridos de un terceto diabólico: Raphael cantando con Luís Fonsi y el tío del Canto del Loco, juntos. ¡Aaaargh!¡Horrible! Insoportablemente satánico. Luego, nada más entrar en la sala, me vi rodeada por una multitud enloquecida, una avalancha de gente que no me dejaba avanzar. Aquello era terrible: mucho peor que la AP-7 en plena operación salida. Y es que el infierno está sobresaturado, claro. Y vi muchas caras conocidas, pero ninguna agradable.

Después de cinco horas, cuarenta minutos y cincuenta y seis segundos haciendo cola como un parado a las puertas del INEM, y abriéndome paso a empujones, conseguí llegar hasta un demonio que vi por allí, con pinta de estar informado. Otra vez, mis expectativas a tomar viento: no era rojo, ni tenía cuernos, ni rabo (del tipo trasero, quiero decir), ni nada. Eso sí, el pobre era más feo que el Fary y tenía tan mala hostia que daba miedo (en esto sí que cumplía con todos los tópicazos). Llevaba una especie de tricornio en la cabeza, junto con una capa de color caqui; y en vez del clásico tridente manejaba una de esas porras que hacen lucecitas fluorescentes. La conversación fue más o menos así:

- Circulen, circuleeeeen... ¡A , documentasión!- estaba diciendo el diablejo cuando me acerqué.

- Perdone, señor demonio, ¿podría decirme como llegar hasta el fuego eterno? Es que no soy de aquí y ando un poco perdida, ¿sabe?

- ¿Cómo? ¡Maaadremíadelamorhermoso! Mira, pringá: como te pases un pelo, te a empapelar bien empapelá. Así q'andando... Otra listilla intentado vacilarme, ¡manda güevos!

- ¡Pero oiga, que no le estoy vacilando! ¿Dónde puedo encontrar las llamas infernales? ¿El fuego eterno?

- No sí... ¡vaaaayapordiós, otra empaná! Amo a : ¡que el fuego eterno no existe! Que todo son tonterías, ¿t'enteras? La gente, que s'aburre y no tié na más q'hacer q'hablar por hablar. Fue un zumbao (Dante, creo que se llamaba el tío), el que empezó con tol bulo de las llamas y otras gilipolleces. Luego la cosa pasó de boca en boca, la bola s'hizo mah grande, y asín hasta día de hoy.

- Pero, entonces, ¿eso quiere decir que aquí no hay bomberos?

- Vamoh a , piltrafilla; te lo puedo decí mah alto pero no mah claro: cada uno se crea su propio infienno. Si en aquí hubiera u hubiese bomberos, esto pa ti sería un paraíso, ¿no? ¡Asín que de bomberos! ¡ de mangueras! ¿Estamos?

- Pos vaya una mierda...

- ¡Hay que joerse! ¿Y qué mas desearía encontrar la señora en el infienno? ¿libros?¿aire fresco y puro? ¿chocolate? ¿mojitos? ¿gatos? ¿paz y tranquilidad? Aquí se viene a sufrí, a si nos vamoh enterando ya, ¡copón! Paece mentira, una licenciatura y un dostorao pa esto...¡tié cojones, la cosa!

- Bueno, bueno, sin insultar, ¿eh? El respeto es lo primero...

- Pero a como te lo meto yo en la cocorota, q'aquí arguien se perdió un capítulo del Barrio Sésamo: paraíso/infierno. Infierno/paraíso. ¿Ande estás ahoraaaa? ¡Ná de respeto, soy un agente der mal y me pagan por haceros insoportable toa la eternidá! Asín que lo pienso cumplí al pie de la letra, ¿ta quedao claro?

- ¡Joodeeeeeer, cómo está el patio! Pues nada, nada, muchas gracias por la información. Y, hale, a seguir con lo suyo, que yo ya me iba...

- ¡A tomar por culo, coñoooooo!

¡Sigh! Mi gozo en un pozo, que decepción más grande la mía... Visto lo visto, no me quedó más remedió que llegar como pude hasta el ascensor y volverme para arriba. Y es que, la verdad, prefiero buscarme la inspiración en sitios más interesantes. Además, mientras tanto y ya que cada uno se crea su propio infierno, me iré fabricando otro mucho más divertido que éste, donde va a parar... Más que nada, para cuando me toque volver y quedarme allí definitivamente.

sábado, 4 de septiembre de 2010

¿Qué planta eres?


Hoy he adoptado un aloe vera. Hacía ya tiempo que quería tener uno: es una planta resistente, que no necesita apenas ningún cuidado. Para una planticida en serie como yo, que no consigo que sobrevivan ni los cactus, resulta un espécimen muy adecuado. Además, el aloe tiene unas propiedades muy interesantes: su jugo es muy nutritivo, sirve para curar, calma el dolor y ayuda a cicatrizar heridas. Así que me hacía ilusión tener uno; ahora veremos a ver cuanto aguanta, pobrecillo...

Pues cuando iba con el peazo de aloe vera por la calle, se me ha ocurrido, de repente, que existen personas como la planta en cuestión: aunque no siempre les hagas mucho caso, ellas están ahí, a tu lado, y cuando las necesitas te ayudan a calmar el dolor, mitigar la quemazón, curar tus heridas y acelerar la cicatrización de las penas.

Hasta aquí, todo bien. Bonita metáfora, sí señor. Pero entonces viene cuando se me ha ido la olla completamente y he empezado a desvariar, pensando en hacer una clasificación botánica de las personas. Sería el típico test chorra de "¿Qué planta eres?". Seguro que ya existe y, además, yo no tengo ni puñetera idea de plantas, pero, por ejemplo, podríamos encontrarnos con los siguientes arquetipos de gente:

- El alcornoque: testarudo, duro de entendederas. Imposible hacerlo bajar del burro, él siempre conoce la verdad absoluta.

- El aloe vera: como hemos dicho anteriormente, fiel compañero que te ayuda a superar los malos tragos y calmar el dolor en los momentos chungos.

- Los árboles frutales: todos aquellos que destacan por sus frutos; por ejemplo, por tener unas buenas peras, unos buenos melones o una banana descomunal, entre otros.

- El arbusto: se caracteriza por su exacerbada ambigüedad, no se sabe bien si es árbol o planta...

- La bola rodante del desierto: no sería propiamente una planta, pero deriva de ella. Inquieta, culo de mal asiento, siempre está de un lado para otro. Puede aparecer en cualquier parte, incluso en los rincones más insospechados.

- El bonsái: tiquismiquis a más no poder. Necesita atención y cuidados constantes, hay que estar siempre pendiente de él, y si no se le trata como requiere, acaba hecho una mierda y jodiéndote a ti, que has perdido el tiempo tontamente para nada.

- El cactus: resistente y versátil, se adapta a las condiciones más adversas y es feliz con poca cosa. A primera vista parece que pinche, pero si consigues llegar a su interior verás que está lleno de cosas buenas. Además, elimina la energía negativa del ambiente.

- El cardo borriquero: borde, arisco y antipático. Como su nombre indica, un cardo de persona, en todos los aspectos.

- El castaño: no llega a ser moreno, pero tampoco se le puede clasificar estrictamente como rubio.

- El cedro: se caracteriza principalmente por su falta de higiene. Persona un poco "guadra".

- El ciprés: le molan los cementerios. Gótico, suele ir vestido de negro, maquillado como un muerto viviente y es fan de los ñoñiles vampiros moñas de "Crepúsculo".

- La enredadera: tendencia a liarlo todo. Suele criticar a los demás a sus espaldas (aunque luego les haga la pelota y ría las gracias) y le gusta meter cizaña donde no la hay. No le importa perjudicar a los demás para beneficiarse ella.

- La especia o planta aromática: la sal de la vida, la alegría de la huerta, el condimento perfecto para cualquier situación. Salerosa y a veces picante, siempre da vidilla cuando la cosa pinta demasiado sosa.

- La liana: algunos se cuelgan de ella. Mal asunto, porque normalmente ya está enrollada con algún arbol...

- La ortiga: irritante, provoca urticaria. Si, inconscientemente, te acercas demasiado y no vas con cuidado, acabas pringando y sufriendo las consecuencias.

- La palmera: experta en el complicadísimo arte de hacer palmas. Tiene mucho ritmo y frecuentemente comparte hábitat con ciertos animales llamados flamencos.

- La planta carnívora: apariencia llamativa, exótica e inofensiva, pero no duda en zamparse lo que haga falta para satisfacer sus necesidades egoístas. Si te confías y caes en sus redes, te saca todo lo que puede hasta dejarte tieso.

- La planta floral o floripondio: destaca por su apariencia. A veces son agradecidas y de buen tratar, pero otras resultan muy delicadas, cansinas o hasta venenosas. Frecuentemente, bonita para decorar, pero nada más.

- La planta medicinal: soluciona problemas y salva vidas. Los bomberos serían un claro ejemplo de éstas, aunque algunos también comparten características de planta frutal (dependiendo de la manguera, claro).

- El pino: agresivo, inflexible, intolerante. Con tendencia a resolverlo todo a base de piñazos.

- El sauce llorón: clásico agonías que se pasa el día quejándose y lloriqueando. Tendencia a exagerar y montar dramas. Según él, le pasa todo lo malo y siempre es la víctima en cualquier situación. Pobrecillo, que vida tan complicadísima que tiene, claro...

- La seta (ya sé que son hongos y no plantas, pero las incluiré): variable, imprevisible y sorprendente. Puede ser buenísima, hacerte alucinar, darte dolor de tripas o resultar extremadamente venenosa, nunca se sabe. A veces está sana, otras podrida e incluso puede tener un pitufillo dentro.

Y como estos ejemplos, muchos más. Tampoco sería tan sencillo, ¿eh? Cada persona presentaría una combinación de varias de estas plantas, con algunas muy marcadas y dominantes sobre las demás, o con dos o tres bastante equilibradas. Luego habría los que serían espécimenes prácticamente puros... Pero en fin, creo que por hoy el desvarío ya ha sido suficiente. O todavía va a parecer que he abusado de otro tipo de plantas: concretamente, de las que se fuman.

sábado, 28 de agosto de 2010

Desesperación veraniega


Último fin de semana de agosto. Como en este país aborregado se paraliza todo durante el susodicho mes y luego se vuelve a la carga en masa, para muchos se acerca ya el final de las tan ansiadas vacaciones. Algunos afortunados nos hemos guardado unos diítas para viajar mientras la gran mayoría esté currando de nuevo, pero, a no ser que vayamos al caribe (que no es el caso), lo que sí se aproxima es el final de la temporada playera.

Esta mañana he querido aprovechar y darme uno de los últimos chapuzones del verano, así que, ni corta ni perezosa, me he puesto el bikini, he cogido la toalla y venga, ¡a la playa! Como me gusta ir temprano para no achicharrarme ni ser aplastada por la multitud, en la playa, básicamente, sólo había viejecillos y abuelillas, parejas con niños, y yo, sola.

La verdad es que se estaba genial: agua fresca y cristalina, poca gente, mucho espacio, no demasiado calor... mmm, como a mí me gusta. No me he puesto en primera línea, aunque había sitio, para evitarme la posterior invasión de agonías desesperados por plantar su toalla prácticamente dentro del agua. Llevaba ya un rato medio endormiscada, en estado de relajación total, cuando, de pronto, he oído un ruido y al abrir los ojos me ha aterrizado al lado una enorme nevera de playa. ¡Txaaaac!. Por supuesto, la nevera no había llegado allí sola, la llevaba un hombre que después he comprobado que era la avanzadilla de un grupo de cuatro: él, su novia y los padres de él.

En el momento de soltar la nevera, el chico se estaba defendiendo de las acusaciones de los demás sobre su supuesta prisa, ya que se había adelantado a los otros. Pero claro, segundos después de que el grupo viera dónde (y al lado de quién) se había situado, ha empezado a mascarse la tragedia: la inquisitiva mirada de la novia se ha desplazado del portador de la nevera a mí, y de mí otra vez a su cariñín porta-neveras. Y, desde dónde estaba (calculo que lo habrá oído media playa y parte del extranjero), le ha soltado a su amorcito, con un tono de mala hostia considerable: " ¿No te podías haber puesto más cerca, no?". Tierra trágame... ¡Si es que no se puede estar tranquila ni en el desierto a horas intempestivas, copón!

En fin: mi relax total a tomar por culo y mi gozo en un pozo. Ya estaba resignada a tener que soportar alguna escenita dramático-festiva de recriminaciones, lágrimas, gritos y el numerito de turno para acabar yéndose dónde la chati dijera, cuando...¡sorpresa! Sin dudar ni pensárselo dos veces, el tío las ha mirado (a ella y a su señora madre) y ha respondido tranquilamente: "A vosotras dos ya os tengo muy vistas de todos los días, así que..." y, plantando allí la sombrilla, ha seguido montando la paradita, sin inmutarse.

Total, que al final se han quedado los cuatro allí (cosa que tampoco hacía falta, con el espacio que había a esas horas, joder) pero al maromo en cuestión le han dejado el sitio más alejado posible. A mi lado se ha puesto la madre, como he podido deducir después por sus apasionantes conversaciones que, por supuesto, no tenía ningún interés en oír. Es que claro, teniéndolos pegados como una lapa, me he enterado de toda su vida...

Y que quede claro: no explico esto para darme aires. Probablemente era la única mujer en edad de merecer y sola de toda la playa: yo creo que con ser hembra y respirar, el chaval ya tenía suficiente. Pero es que bueno, puedo imaginarme el suplicio que debe de ser, llegados al día 28, haberse pasado todo un mes yendo día tras día a una playa llena de abuelos y familias numerosas, con la tropa en cuestión, la nevera gigante y los bocadillos de chorizo (si, también me he enterado de eso)...¡¡Uff!! ¡que duro! ¡que crueles pueden llegar a ser las vacaciones! La verdad, no creo que me arriesgue demasiado si hipotetizo que el pobre hombre seguramente volverá increíblemente feliz al trabajo.

lunes, 26 de julio de 2010

Neuronas alteradas



Siempre he creído que, en el fondo, no puede ser bueno hacerse demasiadas preguntas ni caer en angustiosas espirales existenciales. Normalmente, en mi caso, se puede salir del bucle contemplando el calendario de bomberos, o explotando burbujitas de embalaje, por ejemplo; pero a veces no hay tanta suerte, y entonces no queda más remedio que dar rienda suelta al disparate con escritos como éste. Una de las dudas más insondables que me atormentan de vez en cuando es la siguiente: ¿existirá el suicidio neuronal por sobredosis de pensamientos? ¿Mmm? ¿Alguien lo sabe?

Me explico: la hipótesis sería que, cuando uno piensa demasiado (o en según qué temas de difícil o imposible resolución), las pobres neuronas implicadas en el asunto empiezan a saturarse poco a poco, luego pasan a una fase más avanzada de colapso nervioso (nunca mejor dicho) y expulsión de humo, y finalmente acaban suicidándose, para evitar males mayores a su propietario.

Este curioso mecanismo de autodefensa se activaría cuando la persona empieza a comerse demasiado la olla por cosas tan complejas como plantearse el sentido de a vida, buscar el porqué a las crueles injusticias que nos rodean, intentar comprender el patético comportamiento del ser humano, plantearse si existirá algo más, un Dios, un destino, un fin. O también al pensar en otros temas tan importantes como porqué las mangueras de los bomberos son más largas que las demás, o porqué Espinete iba todo el día en pelotas pero dormía en pijama. No sé, hay cosas que nunca entenderé...

La cuestión es que, si uno piensa demasiado en según qué cosas, corre el peligro de mandarlo todo a tomar por culo y liarla, o de hacer una desgracia (dirigida hacia él mismo o hacia los demás, aunque en el caso de algunos elementos, aún nos harían un favor al resto...). Así que, como medida de preservación del organismo completo, simplemente se produce la autodestrucción controlada de unas cuantas neuronas rebeldes y obstinadas.

La cosa tiene su lógica: el valiente sacrificio de unas cuantas neuronas, a cambio de conservar activos otros órganos mucho más importantes que éstas, como, por ejemplo, el hígado, que desempeña una valiosísima actividad, u otros órganos, de mayor o menor importancia en función de su tamaño y utilidad (de si el propietario sabe usarlo o no, vaya). Cuidado, que no estamos hablando de asesinato: no me refiero a la eliminación indiscriminada de neuronas debido a la ingesta masiva de alcohol. En este caso estamos tratando el suicidio neuronal selectivo por hiperfuncionalidad aguda. Que quede muy clarito...

Suponiendo que esta interesantísima hipótesis fuera cierta, ¿cómo sucedería? ¿Cual sería el intrincado mecanismo de autoeliminación neuronal? Yo me imagino que habrá diferentes modalidades, por supuesto. Una de ellas consistiría en que las pobres y desesperadas neuronas saltasen desde el cerebro, igual que un lemming, cayendo por todo lo que sería el interior de la persona, al grito de "¡Adiós, mundo crueeeel!", hasta acabar aplastándose contra las plantas de los pies, por dentro. También podrían ahorcarse con sus propios axones... O electrocutarse con un exceso de impulso nervioso. O, en caso de haberse machacado la persona en el gimnasio, podrían hacerse el hara-kiri con una agujeta... ¡banzaaaaiii! Qué triste, señor, qué triste... ¡Cuanta desesperación concentrada!

La consecuencia de esto, aparte de la supervivencia del organismo en su totalidad, sería que, poco a poco, se irían seleccionando y favoreciendo las neuronas que menos trabajan, que acabarían dominando todo el cotarro (bueno, más o menos como pasa siempre en todos los ámbitos). Y esto refuerza mi teoría, porque no hay más que ver como está el panorama para darse cuenta de que, lo que sería el pensar, no es una cosa demasiado fomentada ni valorada actualmente. Total, que a base de seleccionar las neuronas más holgazanas, que no dan un palo al agua, así acabaremos...

En fin, ahora tengo que dejaros. Sospecho que, al pensar y escribir todo esto, miles y miles de heroicas neuronas han caído en combate. Lo digo porque, de repente, me han entrado unas ganas irrefrenables de apalancarme en el sofá con una cervecita a ver algún programa chorra (o sea, cualquiera) que pongan en Tela-hinco.

martes, 20 de julio de 2010

Qué mala es la envidia...



Lo bueno de la especie humana es que uno nunca deja de sorprenderse, ni siquiera cuando cree que ya lo había visto todo. Un claro ejemplo de esto es la simpática anécdota que me sucedió, involuntariamente, la semana pasada.

Hace mucho tiempo que soy lectora habitual (por no decir fan acérrima) de "el Jueves", la revista que sale los miércoles, y de su página web. Diariamente, en la web, publican un montón de artículos chorras y divertidos, que, dado el nivelón informativo que disfrutamos en este país, probablemente sea la prensa más seria, fiable y objetiva que puede leerse en estos momentos. Además, la gente puede dejar sus propios comentarios en los artículos, y los demás lectores, a su vez, puntuar estos comentarios, positiva o negativamente. Hasta aquí, ningún problema.

Desde la semana pasada, los del Jueves decidieron premiar algunos de los comentarios de sus lectores con un impresionante pack de productos: una nevera playera para enfriar birras, una bolsa-mochila de plastiquillo, un abridor, un llavero y una cartera con el logo del bufón (ver foto). Teniendo en cuenta que son regalos que ya han dado anteriormente al comprar la revista, podemos suponer, sin temor a equivocarnos demasiado, que tenían un montón de trastos inútiles ocupando sitio tontamente, y, antes de quemarlos, han preferido regalarlos (y, de paso, tener un detalle con sus lectores más asiduos). Las bases del concurso son simples (cito textualmente): se premiarán los comentarios más cachondos, originales, divertidos o los de sus novias. Punto pelota. Nada de condiciones, así que uno puede escribr lo que le pase por la flepa.

La cuestión es que, leyendo uno de los artículos, me inspiré a soltar una frasecilla bien simple y discreta, pero que resultaba muy adecuada al tema. La noticia trataba sobre el recuento de asistentes a la manifestación del 10J en Barcelona, las discrepancias en los números y los disparates que se cometieron al respecto, y yo simplemente manifesté: "está claro, esto nos indica que hay tres tipos de personas: los que saben contar y los que no". Una frase que me sonaba de haber leído no sé dónde, pero que en ningún momento pretendí utlizar como propiedad intelectual original y patentada mía, no sé si me explico... Tampoco tenía presente que había una nevera de plástico en juego cuando lo solté, incauta de mí. Por si queréis más información, os dejo el link del susodicho artículo:

Pues, increíblemente, cuando el viernes anunciaron los cinco ganadores de la semana, ¡sorpresa!: mi comentario estaba entre ellos. La verdad es que no sé cómo funciona el tema: si ganan los más votados por los propios lectores, si los de la web hacen una criba y selección final, si el becario pringado de turno se lee los tropecientos comentarios y elige los que le salen de los huevos, si lo hacen a pito-pito o lo que sea... El hecho es que mi comentario, entre otros, había ganado el "fantabuloso" premio que todos codiciaban ansiosamente (menos yo, que estaba en la parra, por lo que parece).

Y aquí llegamos a lo flipante del tema: al segundo de aparecer publicados los ganadores, empezaron a llegar avalanchas de comentarios y más comentarios al respecto. Algunos, los menos, simplemente nos felicitaban o pedían a los del Jueves ganar próximamente. Pero otros... ¡señor! Criticando, quejándose y buscando todas las formas posibles (o no) de atacar a los premiados. Dejando de lado a los pobres otros cuatro que han recibido a base de bien, de mí dijeron cositas tan agradables como: que no tenía mérito premiar una frase hecha (claaaro, como que las normas tan estrictas del Jueves exigen no utilizar palabras que ya hayan sido usadas anteriormente), que me lo daban por ser una tía (lógicamente, junto con el comentario adjunté una foto en pelotas), que la gente votaba por el nombre a sus amiguitos (yo uso pseudónimo y nadie sabía siquiera que había escrito), que había comentarios mucho mejores y más creativos, que era un plagio de "Los Simpson", que entonces ellos también se dedicarían a poner frases hechas por todos los artículos a ver si colaba, que nunca premiaban a los que criticaban al propio Jueves, que ellos tenían un blog mucho mejor que esa web, etc, etc, etc. Una lista interminable de tonterías, tampoco quiero alargarme demasiado. Ya os lo podeis imaginar...

Realmente, si mi comentario es una frase hecha, de los Simpson o de lo que sea, a mí me la trae floja: la puse porque me apetecía, y sin pensar en ganar ni en nada que no fuese contribuir al festival del humor que resultó ser la notícia del recuento en cuestión. Pero parece ser que estos sabios urbanos que nos rodean no opina lo mismo; suerte que están ahí para salvaguardar la moral y la integridad del planeta y de los medios. ¡Aaay, pero qué mala persona soy! ¡Plagiando frases hechas para ganar una micronevera! Ahora que lo pienso, debo de ser muy mala malosa... a mi lado, Cruela de Vil, una santa, vaya. ¡Guárdenme un sitio en el infierno, el único castigo que se merece un alma vil y pecadora como yo!

Lo mejor de todo es que, ahora, en algunos artículos de la web del Jueves, han empezado a aparecer frases hechas y comentarios de los Simpson a diestro y siniestro, aunque no vengan a cuento. Vaya tela...

En fin, que, visto lo visto, yo me pregunto: ¿si montan todo este pollo por una simple cutre-nevera de playa, qué haría la masa enfurecida en caso de que el Jueves sorteara, por decir algo, un apartamento en Torrevieja o un Seat Panda? ¿Mmmm? ¿Me acusarían de haberme cepillado a toda la redacción y parte del extranjero para conseguirlo? ¿Quemarían el edificio donde curran los pobres Jueveros? ¿Me quemarían viva a mí, con la nevera en la cabeza, por ser tan poco original?

También tiene cojones que, para una triste vez en la vida que me toca algo, se líe todo este marrón. Pero bueno, lo más importante es que ahora mismito ha venido un mensajero muy majo a traerme el regalazo. Así que ya puedo disfrutar de MI "peazo" de nevera, MI superbolsa y MI fantástico abridor de tintorro de verano para la playita... Estoy por enviar al Jueves, para que la publiquen y mis "fans" sepan lo que opino, una foto mía bien feliz, mostrando todo el equipamiento Juevero y el puño en alto... con el dedo corazón extendido, por supuesto.

jueves, 8 de julio de 2010

Una cuestión de tentáculos


Estos últimos días no dejan de dar la brasa hasta en la sopa con el rollo de la copa Mundial de Fútbol de Sudáfrica. La verdad es que el susodicho mundial me interesa menos que la vida sexual de la ameba común; aparte de que me jodería un huevo tener que pagar de nuestro bolsillo un montón de "leuros" a veinte niñatos, simplemente por hacer bien su trabajo. "Trabajo" (cuidado, no se vayan a herniar) por el cual, dicho sea de paso, de hecho ya cobran una pasta descomunal...

En fin... no entraremos ahora en polémicas. Pues lo único que me ha llamado la atención de esto del mundial es un pulpo majísimo que adivina los resultados de los partidos que juega Alemania. Este pulpo vidente, llamado Paul (Pablito para los amigos), ha acertado el ganador de los seis partidos que hasta el momento ha jugado la selección alemana. ¡Increíble! Tiene más poder adivinatorio que Rappel, Aramís Fuster y Paco Porras juntos (y ahorrándonos el bochorno de tener que ver a alguno de estos elementos en tanga...). ¡Es que me encanta!

La sofisticada técnica que utiliza el cefalópodo en cuestión es la siguiente: le ponen dos urnas llenas de almejillas en su pecera, cada una con la bandera de uno de los equipos que se enfrentan. Entonces, el Pablito, que supongo que estará muerto de hambre (lo deben tener una semana a régimen para que no se tire veinte horas haciéndo el pronóstico), abre la tapa y se zampa las almejas del equipo ganador. ¡Y no ha fallado ni una! Tiene tentáculos, la cosa...

Mi duda más grande era si, una vez finalizado el mundial, el pobre pulpo acabaría asándose en una parrilla, cual chuletón de barbacoa dominguera... pero tengo la gran esperanza de que no, porque, según fuentes contrastadas, este simpático animalillo ya se encargó de las predicciones en la Eurocopa, hace un par de años. Incluso falló una, y en vez de acabar en la olla, aquí sigue, compartiendo su sabiduría sobre un tema tan crucial, importante y transcendental como es el perseguir veinte tíos una pelota para darle patadas. Realmente fascinante, el mundo de los pulpos...

En parte, no me sorprende (bueno, no más que otras gilipolleces que se ven en la sociedad actual). Ya había oído comentar anteriormente que los pulpos se consideran los invertebrados de mayor inteligencia, con una gran capacidad para resolver problemas, sortear obstáculos, memorizar y aprender observando. En resumen: que són más listos que el hambre (contrariamente a su pariente, el calamar, que parece ser un poco tontolculo). Se ve que, además, los pulpos poseen los sentidos muy, pero que muy desarrollados... excepto el oído, ya que están más sordos que una tapia. Bueno, pues podrían enrollarse los alemanes y regalarle un buen sonotone al Pablito, por los servicios prestados, ¿no? Es de bien nacidos ser agradecidos, ya lo dice el refrán...

Otra cosa que me hace mucha gracia es la clasificación pulpil. Sí, sí; según un estudio (por supuesto, me he documentado a fondo para tratar un tema tan apasionante como es éste) los pulpos pueden clasificarse en función de su comportamiento en: agresivos, pasivos o paranoides. Me gustaría ver un pulpo paranoide en acción... ¡aaaaix, qué cosas tiene la naturaleza! Pues se ve que los pulpos paranoides son los que reaccionan desproporcionadamente soltando un peazo chorro de tinta ante el más inofensivo estímulo. Interesante tema, sí señor... Curiosos paralelismos, también.

Podría dar mucho de sí, pero vamos a dejarlo aquí. El gran enigma sin resolver de la historia de hoy es el siguiente: vale que los pulpos sean muy inteligentes y los calamares cortos como el rabo de una boina. Vale que debamos profundizar en los misterios de la intrincada y compleja naturaleza del pulpo. Vale que el fútbol sea lo único que ocupa la mono-neurona de una gran parte de la población mundial. Y, sin embargo, yo me pregunto: ¿cómo coño se le ocurriría a algún lumbreras la idea de poner almejas con banderas futboleras en el menú del pobre Pablito? ¡Dios! ¡La verdad está ahí fuera!... pero las tonterías están dentro de la cabeza.

miércoles, 30 de junio de 2010

Buscando un pollo desesperadamente



Después de un montón de tiempo sin escribir, vuelvo al ataque debido a un acontecimiento muy especial: la tesis de mi compañera y amiga Lorena. ¡Por fin! Después de todos sus esfuerzos, ¡ya es doctora! No podía dejar de felicitarla dedicándole, como mínimo, un post de este humilde blog, ya prácticamente olvidado, pero siempre a punto para una justificada resurrección... ¡¡¡Va por ti, Lore!!! ¡¡¡ Ooooleeee!!! Así que vamos allá:


Todo empezó porque Lorena iba a leer su tesis y a nosotros no se nos ocurrió nada más que regalarle un gallifante. Sí, sí, no sé si lo recordareis... la mascota del programa "Juego de niños", que ganaban los concursantes cuando acertaban alguna palabra (otra forma de definirlo sería como un engendro surrealista, mitad pollo-mitad elefante). No, amigos, no se nos va la olla: los gallifantes tienen un significado especial para Lorena (pero esa ya es otra historia, si acaso que os la cuente ella). La cuestión es que decidimos hacer un precioso gallifante artesanal para regalarle el día de su tesis, así que lo primero fue buscar los ingredientes necesarios: un pollo y un elefante.

Sorprendentemente, con el elefante no hubo ningún problema: en el primer bazar chino que entramos, pudimos encontrarlo. Un bonito elefante de peluche, con trozos de tela brillante en las patas y una mariquita pegada en la trompa... precioso, vaya. Atención: he dicho una mariquita, el insecto, propiamente. No querría que el hablar de mariquitas y de trompas diese lugar a ningún tipo de confusión indeseada.

Pero en cuanto al pollo.... ¡Dios! ¡Qué difícil es encontrar un puto pollo cuando lo necesitas! Me recorrí todos los bazares (chinos o no chinos) de la ciudad, y nada. Lo jodido del asunto es que, de lo que no interesaba, había de todo: vacas, caballos, tigres, leones, serpientes, hipopótamos, cebras, jirafas, perros, gatos, ratas... ¡hasta saltamontes! ¿Quién coño necesita un saltamontes de goma? ¡nadie! Y se podían encontrar todas las modalidades posibles: peluche, plástico, goma... Pero nada, ni rastro de pollos de ningún tipo.

Lo más parecido que encontré fue un pato, pero claro, una tiene su dignidad, y ni loca pensaba yo conformarme con ese vulgar sucedáneo sustitutorio. ¡Por favor! ¡Que aquí hay un nivel! Así que seguí, tienda tras tienda, buscando el pollo de los huevos (metafóricamente hablando, claro). Cuando ya estaba planteándome muy seriamente entrar en una carnicería, comprar un pollo de verdad y rezar para que no hiciera demasiada calor y aquello empezase a apestar en medio de la tesis, apareció mi salvación: una tienda de artículos de broma. ¡Justo lo que necesitaba para encontrar el bichejo en cuestión! El típico pollo de goma, un clásico, nos vendría de perlas...

En el escaparate no vi nada, sólo peluches de Bob Esponja y otras tonterías, pero ningún pollo a la vista. Aunque la cosa no pintaba muy bien, entré en la tienda de todas maneras (después de tantos chinos, ya no venía de ahí). El dependiente, un chavalote joven bastante majo, estaba atendiendo a una clienta, así que yo me puse a buscar, mirar y remirar por allí y... ¡sorpresa! Media tienda estaba llena de, como decirlo, ciertos artículos muy interesantes e inesperados. Pues sí: aquello estaba a reventar de consoladores, vibradores, bolas chinas, disfraces guarrindongos, juegos picantes y otras cosillas dignas del más surtido sex-shop. La verdad es que quedé flipando bastante... Claaarooo, una chica tan inocente como yo en un antro así... pues ya se sabe lo que pasa, que se escandaliza una.

Total, que, a fin de cuentas, lo peor de todo fue tener que pedirle al tío que me vendiera un pollo. Seguro que cuando se lo dije el chaval pensó "esta pava es disfásica, tonta del bote o las dos cosas juntas...". Si es que se le veía en la cara, y hasta tardó unos segundos en reaccionar. Y yo ahí plantada, roja como un tomate, diciéndole que quería un pollo, cuando de lo que estábamos rodeados era de pollos de género femenino... a veces una simple letra marca diferencias enormes, vaya.

A lo que íbamos: el pobre chaval tuvo que ir al almacén a buscarlo, porque supongo que no es una cosa muy solicitada, viendo lo que abunda por ahí. Pero por fin, allí estaba: un feote pollo de goma, justo lo que necesitabamos.

Más contenta que unas pascuas, me fui con el pollo a casita, tan campante. Para hacer el montaje final, grapé el culo del pollo a la cola del elefante (por favor, ruego encarecidamente de nuevo que no haya malentendidos ), los até a los dos por el cuello, y listos: un gallifante bien majo. A puntito para la tesis. Según Gemma, la fusión entre pollo y elefante tendría que llamarse un "pollifante", pero creo que no suena demasiado bien... no lo digo por mí, ¿eh? Pero algunas mentes perversas y calenturientas podrían seguir haciendo malas interpretaciones, que ya se sabe cómo es la gente...

La verdad es que, después de verlo hoy en la tesis, podemos decir que ha quedado un gallifante la mar de apañadete... ¡Profesionales que somos! Estoy pensando que igual, de golpe, empieza a haber una demanda increíble de gallifantes artesanales caseros, hechos con cariño, en todo el mundo mundial. Así que claro, no me va a quedar más remedio: tendré que volver por aquella tienda, a ver si tienen más pollos... nunca se sabe cuando lo puedes necesitar.