Para aquellos pervertidos que esperen ávidamente ver detalladas aquí mis increíbles proezas sexuales, lo siento mucho, pero yo aviso: de lo que voy a hablar es de las reuniones de tuppersex. Un tema de mucha actualidad y que cada vez están probando más personas, por aquello de que "si mahoma no va al sex-shop, el sex-shop vendrá a mahoma". Muy útil, sí señor, y muy discreto. Vienen a enseñarte los productos a tu propia casa y compras con toda intimidad y sin que nadie se entere (como si importara algo...). Lo divertido es el cachondeo en sí que se genera en estas reuniones, claro. Si no, no tendría ninguna gracia.
El único inconveniente que yo le veo a esto del tuppersex es que te pierdes el encanto de personarte directamente en el establecimiento en cuestión y cotillear cómo actúan los otros clientes, que no tienen nada que ver contigo: los hombres suelen estar bastante avergonzadillos, intentando disimular, mientras que las abuelillas... buenoooooo, dejadlas ir! Son las peores!! Empiezan a emocionarse viendo trancas gigantes y por poco se tragan el cristal de la puerta de la vitrina que el dependiente tiene abierta para enseñarte a ti unas cremas muy interesantes de efecto frío y calor... Entonces vas tu y, en un gesto de buena persona (pero descojonándote por dentro), avisas al dependiente del peligro, y él responde: "Ay, sí, voy a cerrar el cristal, que aún me tocará pagarlas por nuevas...".
Pero a lo que íbamos; ¿en qué consiste exactamente esto del tuppersex? Pues, básicamente, se trata de una reunión de un grupo de personas en casa de alguien, dónde viene una vendedora con un maletón gigante lleno hasta los topes de productos eróticos y sexuales. La señora (las vendedoras de tuppersex suelen ser mujeres) enseña, explica y muestra toda la mercancía, responde a las dudas y cuestiones sobre el tema, y, al final, quién quiere, compra lo que le haya interesado. Normalmente todo el mundo acaba picando y llevándose algún juguetito a casa... Las que más, pueden acabar quemando su tarjeta de crédito (sí, sí: también se puede pagar con tarjeta a domicilio! si es que están en todo...).
Estas reuniones pueden ser mixtas (varias parejas de amigos, por ejemplo) o sólo femeninas. Las de mujeres son las mas habituales. Se trata de juntar a un grupo de hembras bastante exaltadas (o si están tranquilas, ya se exaltarán cuando empiezen a ver aparecer según qué cosillas) y encerrarlas en una casa con una maleta llena de vibradores, bolas chinas, anillos vibratorios, cremas eróticas, etc, etc, etc. Está claro que se puede liar una buena! Personalmente, nunca he asistido a un tuppersex (yo es que soy más de ir al sex-shop en sí mismo), pero la cosa promete. Contrariamente, algunas que yo conozco (y no voy a decir nombres) ya son asiduas a estas reuniones y pronto les harán un carnet vip, por aquello de que prácticamente aparecen en todos los tuppersex que se hacen en un radio de muchos kilómetros a la redonda.
Para que os hagais una idea del efecto que producen estas reuniones, algo diferentes a las que organizan las vendedoras de Avon, aquí he encontrado la opinión personal de una de las asistentes a un tuppersex. Dice, literalmente, entre otras cosas:
"En fin, puedo decir que la experiencia además de muy divertida (se te pasa el tiempo volando) es enriquecedora. Te das cuenta de que aprendes mucho, en un ambiente distendido, con tus amigas íntimas y en casa, que más pedir!. Salimos de allí calentitas eso si."
Pues eso, que la cosa promete. Y además, a la organizadora (la que pone la casa) le hacen un regalito sorpresa sólo por montar la reunión. Por más que me esfuerce, no consigo imaginarme qué clase de regalo podrá ser... no sé, no sé. Pero yo ya estoy pensando en organizar una...