martes, 19 de octubre de 2010

¡Vivan las citas célebres!


Debo confesar que, además de los bomberos y el chocolate (el etanol lo estoy dejando, ¿qué pasa?), soy una gran forofa de las citas célebres, ingeniosas o divertidas. Sé que esto puede resultar de una pedantería insoportable para muchos, pero es que no puedo evitarlo: ¡me encantan! La verdad es que no tengo ni puñetera idea del motivo: quizá porque resumen en pocas palabras la esencia de un pensamiento mucho más complejo, porque plasman en unas cuantas pinceladas certeras una reflexión profunda sobre algún tema, o porque sientes, por un momento, que no estás solo y alguien ha pensado (y ha sabido expresar mucho mejor) lo mismo que tú.

Además, es que hay frases para todos los gustos: cosas importantes, tontas, superficiales, graciosas, que todos hemos pensado alguna vez, que nunca se nos habían ocurrido antes, con las que estamos de acuerdo, en desacuerdo, las dos caras de la misma moneda... todo. Mis preferidas son las que, con algún punto de ironía y humor, retratan una verdad como un templo.

Supongo que, en realidad, lo de las frases en sí no tiene ninguna gracia: si no las hubieran dicho (supuestamente) personajes famosos y carismáticos, ahora mismo ya no se considerarían citas celebres. Serían, simplemente, frasecillas cutres y sin clase, tonterías anónimas, idas de olla vulgares y corrientes... pero también me gustarían, claro. Es superior a mí.

Y luego ves que, a lo largo de la historia, personas muy distinta y de diferentes épocas, han dicho frasecillas muy parecidas... ¿Será señal de que, al final, lo importante se reduce a cuatro cosas esenciales y comunes a todos? ¿mmm? Claro que también podría significar que siempre ha existido el plagio y que existirá hasta el fin de los tiempos, o que la gente prefiere coger cosas ya hechas y modificarlas ligeramente antes que inventar algo completamente nuevo.... no sé, pero yo prefiero pensar lo de antes, suena mejor.

Pues todo este rollazo viene a cuento de que, el otro día, leí una frase muy graciosa de Francis Bacon, que dice algo así como: "Hay personas capaces de pegarle fuego a la casa de su vecino con tal de freirse un huevo". Nota aclaratoria: se refiere a un huevo alimenticio, para comer (iba a decir de gallina, pero el hombre no especificó y también podría ser de avestruz, por ejemplo, en caso de tener mucha hambre). No estamos hablando de masoquismo, porelamordediós... Nota aclaratoria II: también tiene cojones que filosofe acerca de huevos fritos un tío que se llama Bacon, pero esa ya es otra historia. Ya lo dicen, que el nombre condiciona nuestra vida.

Y, reflexionando sobre el tema, los huevos, el fuego y todo eso, me vino en mente que unos tanto y otros tan poco: yo a veces (no siempre, ¿eh?, tampoco hay que abusar) le pegaría fuego a mi propia casa para que los demás estuvieran bien calentitos... en fin, tontalculo que es una. Sospecho que es algo genético, me viene de mi madre, que siempre se pone la última en la cola de todo. Una santa, mi madre; algún día hablaré más a fondo de ella... Ehem, por si estás viendo esto (cosa que dudo, ya que no sabe ni enchufar el ordenador, pobre): "¡hola mamá! Tranquila, he comido bien y aquí también empieza a hacer frío, pero ya me abrigo...".

La verdad es que al darse cuenta de esto, una se siente un poco idiota (bueno, más bien una imbécil integral, pero qué se le va a hacer, mi esperanza es que siempre se puede mejorar). Pero en fin, me consuela pensar que, pegue quién pegue fuego a la casa de quién sea, al menos siempre podré disfrutar a tope viendo a mis ídolos bomberiles en plena acción.

4 comentarios:

Lupe Ballester dijo...

Al final, mal que ens pesi, sempre acabem semblant-nos a les nostres mares més del que voldríem reconèixer.

XL dijo...

Sempre hi ha una màgia quan llegeixes un pensament profund d'una altra persona i coincideix amb un de teu.
La meva frase preferida és: "Yo soy más de verbo que de sustantivo...". jajaja

Unknown dijo...

Uooo, jo sóc un addicte a les frases cèlebres, a les cites enginyoses, a tot tipus d'humor immediat... em passo hores rebuscant per la xarxa pàgines amb frases que m'arrenquin un somriure o un "que cabró, quanta raó"...

I de vegades intentes emular els herois de pluma afilada, però molt sovint el resultat és directament lamentable...

I per acabar, una frase que m'agrada:

Hi ha dues coses infinites, l'univers i l'estupidesa humana... però de la primera no n'estic segur (A.Einstein)

Gemma Pagès dijo...

eii! el dia que fotis foc a casa teva, avisa'm abans, que encara m'arribaran les xispes a casa meva i la liarem. tot i que si ha de ser per veure bombers, potser m'ho repenso...