martes, 12 de julio de 2011

Se acabó lo que se daba

Se acabó, esto es el principio del fin. El declive, la catástrofe, el apocalipsis. El inicio de la degradación total y absoluta. ¡Ay, qué dura es la vida, amiguitos!

El otro día salía yo de una clase de steps y me dirigía (hecha una piltrafa humana, hay que admitirlo) al vestuario femenino para ducharme y cambiarme, cuando vi a un tío esperando junto a la puerta. Lo primero que pensé fue que debía ser algún pervertido intentando espiar furtivamente con un método muy poco eficaz, basado en mirar de refilón cuando la puerta se abriera (al entrar o salir alguien), por si pillaba algún culo o alguna teta desprevenidos.  Pero luego vi que, precisamente, un pervertido no era, el chaval...

Pues ya estaba yo abriendo la puerta, cuando el supuesto pervertido va y me suelta: "No te quites nada de ropa, que voy a entrar". ¿Perdoooón? ¿Como que no me quite nada de ropa? ¡Madre mía, cómo se pasó el tío conmigo! ¡Cuanta crueldad! ¡Que si no llega a decirme nada y a los treinta segundos entra, me pilla en pelota picada, hombre!¡Y me avisó de que no me quitara nada!  Eso sólo podía significar dos cosas: una, que era un tío totalmente legal y no quería hacer pasar un mal rato a las pobres chicas inocentes, entre ellas yo, que había en el vestuario. Y la otra, que el susodicho pervertido no soportaba la horripilante idea de tener que aguantar semejante visión clavada en sus retinas ni durante un segundo... lo que yo digo, ¡el principio del fin! ¡Ya ni un pervertido se atreve a mirarme! 

Porque, a ver, nadie puede creerse que la primera opción sea la correcta, ¡por favoooor! Si yo fuese un tío, ahí, con la testosterona haciendo de las suyas (como siempre), y trabajara en un gimnasio, lo mínimo que esperaría sería ver tías en bolas de vez en cuando... aunque fuera con la excusa de tener que abrir alguna taquilla cuya propietaria había perdido la llave, cómo hizo el supuesto pervertido. Pues claro, si es lógico, cada curro tiene sus complementos, ¿no? Algunos cobran dietas, otros pluses de peligrosidad, extras por responsabilidad, desplazamiento... alguien que trabaja en la recepción de un gimnasio tiene derecho al plus "ponerse las botas mirando" de vez en cuando, está clarísimo. Pero no, el hombre me avisó de que no me despelotara... eso lo dice todo, no hay nada más que añadir. ¡Estoy acabada! ¿Qué será lo próximo? ¿Que los paletas no me digan guarradas al pasar frente a una obra? Sniiiiiiifffff!!!!! Mis días como hembra en edad de merecer están contados... he perdido todo el "sex-apil", mis feromonas están caducadas o lo que sea.

Así que, en fin, visto lo visto, habrá que ir pensando qué hacer en el futuro (el poco que me queda): largarme a Benidorm con el Imserso, ir a bailar al casal de jubilados (si la artrosis lo permite ), apuntarme a un club de petanca o dedicarme a criticar obras (ay, no, que están todas paradas, con la crisis). El tiempo es un verdugo inexorable, el proceso de la metamorfosis en pasa ha comenzado. ¡Depresión total!