sábado, 4 de septiembre de 2010

¿Qué planta eres?


Hoy he adoptado un aloe vera. Hacía ya tiempo que quería tener uno: es una planta resistente, que no necesita apenas ningún cuidado. Para una planticida en serie como yo, que no consigo que sobrevivan ni los cactus, resulta un espécimen muy adecuado. Además, el aloe tiene unas propiedades muy interesantes: su jugo es muy nutritivo, sirve para curar, calma el dolor y ayuda a cicatrizar heridas. Así que me hacía ilusión tener uno; ahora veremos a ver cuanto aguanta, pobrecillo...

Pues cuando iba con el peazo de aloe vera por la calle, se me ha ocurrido, de repente, que existen personas como la planta en cuestión: aunque no siempre les hagas mucho caso, ellas están ahí, a tu lado, y cuando las necesitas te ayudan a calmar el dolor, mitigar la quemazón, curar tus heridas y acelerar la cicatrización de las penas.

Hasta aquí, todo bien. Bonita metáfora, sí señor. Pero entonces viene cuando se me ha ido la olla completamente y he empezado a desvariar, pensando en hacer una clasificación botánica de las personas. Sería el típico test chorra de "¿Qué planta eres?". Seguro que ya existe y, además, yo no tengo ni puñetera idea de plantas, pero, por ejemplo, podríamos encontrarnos con los siguientes arquetipos de gente:

- El alcornoque: testarudo, duro de entendederas. Imposible hacerlo bajar del burro, él siempre conoce la verdad absoluta.

- El aloe vera: como hemos dicho anteriormente, fiel compañero que te ayuda a superar los malos tragos y calmar el dolor en los momentos chungos.

- Los árboles frutales: todos aquellos que destacan por sus frutos; por ejemplo, por tener unas buenas peras, unos buenos melones o una banana descomunal, entre otros.

- El arbusto: se caracteriza por su exacerbada ambigüedad, no se sabe bien si es árbol o planta...

- La bola rodante del desierto: no sería propiamente una planta, pero deriva de ella. Inquieta, culo de mal asiento, siempre está de un lado para otro. Puede aparecer en cualquier parte, incluso en los rincones más insospechados.

- El bonsái: tiquismiquis a más no poder. Necesita atención y cuidados constantes, hay que estar siempre pendiente de él, y si no se le trata como requiere, acaba hecho una mierda y jodiéndote a ti, que has perdido el tiempo tontamente para nada.

- El cactus: resistente y versátil, se adapta a las condiciones más adversas y es feliz con poca cosa. A primera vista parece que pinche, pero si consigues llegar a su interior verás que está lleno de cosas buenas. Además, elimina la energía negativa del ambiente.

- El cardo borriquero: borde, arisco y antipático. Como su nombre indica, un cardo de persona, en todos los aspectos.

- El castaño: no llega a ser moreno, pero tampoco se le puede clasificar estrictamente como rubio.

- El cedro: se caracteriza principalmente por su falta de higiene. Persona un poco "guadra".

- El ciprés: le molan los cementerios. Gótico, suele ir vestido de negro, maquillado como un muerto viviente y es fan de los ñoñiles vampiros moñas de "Crepúsculo".

- La enredadera: tendencia a liarlo todo. Suele criticar a los demás a sus espaldas (aunque luego les haga la pelota y ría las gracias) y le gusta meter cizaña donde no la hay. No le importa perjudicar a los demás para beneficiarse ella.

- La especia o planta aromática: la sal de la vida, la alegría de la huerta, el condimento perfecto para cualquier situación. Salerosa y a veces picante, siempre da vidilla cuando la cosa pinta demasiado sosa.

- La liana: algunos se cuelgan de ella. Mal asunto, porque normalmente ya está enrollada con algún arbol...

- La ortiga: irritante, provoca urticaria. Si, inconscientemente, te acercas demasiado y no vas con cuidado, acabas pringando y sufriendo las consecuencias.

- La palmera: experta en el complicadísimo arte de hacer palmas. Tiene mucho ritmo y frecuentemente comparte hábitat con ciertos animales llamados flamencos.

- La planta carnívora: apariencia llamativa, exótica e inofensiva, pero no duda en zamparse lo que haga falta para satisfacer sus necesidades egoístas. Si te confías y caes en sus redes, te saca todo lo que puede hasta dejarte tieso.

- La planta floral o floripondio: destaca por su apariencia. A veces son agradecidas y de buen tratar, pero otras resultan muy delicadas, cansinas o hasta venenosas. Frecuentemente, bonita para decorar, pero nada más.

- La planta medicinal: soluciona problemas y salva vidas. Los bomberos serían un claro ejemplo de éstas, aunque algunos también comparten características de planta frutal (dependiendo de la manguera, claro).

- El pino: agresivo, inflexible, intolerante. Con tendencia a resolverlo todo a base de piñazos.

- El sauce llorón: clásico agonías que se pasa el día quejándose y lloriqueando. Tendencia a exagerar y montar dramas. Según él, le pasa todo lo malo y siempre es la víctima en cualquier situación. Pobrecillo, que vida tan complicadísima que tiene, claro...

- La seta (ya sé que son hongos y no plantas, pero las incluiré): variable, imprevisible y sorprendente. Puede ser buenísima, hacerte alucinar, darte dolor de tripas o resultar extremadamente venenosa, nunca se sabe. A veces está sana, otras podrida e incluso puede tener un pitufillo dentro.

Y como estos ejemplos, muchos más. Tampoco sería tan sencillo, ¿eh? Cada persona presentaría una combinación de varias de estas plantas, con algunas muy marcadas y dominantes sobre las demás, o con dos o tres bastante equilibradas. Luego habría los que serían espécimenes prácticamente puros... Pero en fin, creo que por hoy el desvarío ya ha sido suficiente. O todavía va a parecer que he abusado de otro tipo de plantas: concretamente, de las que se fuman.