martes, 24 de mayo de 2011
Conspiranoia (II)
jueves, 19 de mayo de 2011
Conspiranoia
A posteriori he deducido que el conductor asesino o algún cómplice deben de conocerme muy bien, porque sabían perfectamente cómo reaccionaría yo: lógicamente, debido al factor sorpresa bomberil, en vez de apartarme me quedé pasmada allí enmedio, intentando vislumbrar a los adonis que teóricamente ocupaban la cabina del camión. Pero nada: cuando ya lo tenía casi encima y hasta podía oler el caucho quemado de las ruedas acercándose a todo trapo, me di cuenta de que no había ningún bombero allí dentro. ¡Joder, mi gozo en un pozo! En vez de eso, en el camión sólo había una tía loca con cara de psicópata y dos gatos (uno blanco y el otro negro). Total, que la desilusión me hizo reaccionar al momento, y, de un salto, evité por los pelos acabar convertida en una triste esterilla... Y es que a ver, palmarla por los bomberos tiene un pase, pero por una loca de los gatos... ¡ni de coña!
miércoles, 4 de mayo de 2011
Un silencio trágico
Hoy he vivido una experiencia única, inaudita, increíble: me he pasado todo el día sin decir ni mu. ¿Y eso por qué? Pues por las tristes circunstancias de la vida, que se han confabulado para que no pudiera soltar palabra, porque hoy el monotema universal en cualquier conversación era el partido de furmbó Barsa-Madrí que se jugó ayer.
Ya me lo veía venir, claro, pero no imaginaba, incauta de mí, que la cosa llegaría a tanto. Todo el mundo dale que te pego con el partido, como si no hubiera nada más en el mundo. Si hasta he oído cómo la máquina de café le comentaba a la de refrescos no sé qué del juego guarrete del Madriz... Ha sido tremendo: casi me da un pasmo del susto que me he llevado al oírlo. Con la sangre helada en las venas y los pelos como escarpias, he pensado: “¡Esto es imposible! Debo de estar flipando”. Porque estaba claro que aquello no podía ser verdad: no me creo que en un deporte tan sosainas como el furmbó, metan “guarreridas sesuales” pa darle vidilla. ¡Y yo sin enterarme! En fin, que por un momento he dudado sobre lo que podía estar perdiéndome (igual eso explicaría la afición masiva, también. La cosa tenía su lógica...). Pero luego todo ha resultado ser una metáfora de que los tíos se ahostian, se pegan patadotes, se ponen la zancadilla unos a otros con mala leche, y esas cositas tan poco agradables, así que he perdido totalmente el único interés que podía tener el asunto.
Luego otra opción sería sacar nuevos temas, pero tienen que ser increíblemente interesantes, algo impactante, que llame la atención (así que debería ser algo relacionado con el sexo, o algún escándalo, si no no hay nada que hacer). Por ejemplo, la conversación podría derivarse sutilmente así:
- yo - “¿Sabéis qué? ¡Estoy embarazada!”
- otros - “!!!”
- yo - “ El médico me ha dicho que serán cuatrillizos... snif!”
- otros - “!!!!!!”
- yo – “ ¡Y no sé quién es el padre!”
- otros - “!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!... clonc!!!” (ruido al caerse alguien de la silla y pegarse un morrazo).
Y a partir de aquí empezaría la agradable conversación donde todos se interesarían amablemente por saber más detalles del tema, al estar preocupados por mí y esas cosas, pero sin ánimos de cotillear, claro. Existe el riesgo de que no se lo crean, porque todos los que me conocen saben que es prácticamente imposible que pase algo así: yo soy una persona muy, pero que muy decente, y pienso mantenerme casta y pura hasta el matrimonio, evidentemente... pero bueno, nunca hay que perder la esperanza de que la cosa cuele.
Ésta parece la opción más viable y divertida, pero implica una cosa bastante importante: aprender a soltar trolas con cierta gracia y credibilidad. Y eso para mí es un problema, porque se me nota en la cara la más mínima mentirijilla piadosa. Fingir no es lo mío, vamos. Si hasta Pinocho disimula mejor que yo, se le nota menos cuando suelta una bola... que digo Pinocho, ¡hasta Ansar, que miente más que habla, disimula mejor!