jueves, 23 de abril de 2009

Vacaciones de Semana Santa (II)


Bien, continuemos explicando la interesante semana de vacaciones. Lo importante cuando tú tienes fiesta y los demás no, es poder restregárselo por la cara. Así que una parte muy extensa de la semana fue la vida social, quedar todas mis amistades, algunas de las cuales hacía bastante tiempo que no me veían el pelo.

Así, básicamente, tenemos las siguientes actividades culturales:

- salir de marcha y pillar una taja con mi amiga soltera. Las demás ya están arrejuntadas, casadas y/o se han puesto a parir (literalmente: tengo dos ya paridas y dos en proceso de inflación hasta explotar).

Pues salimos de farra y hacía bastante desde la última vez, así que no me esperaba encontrarme con el siguiente panorama desolador: los jerseis de rombos han tomado los baretos. Sí, sí, jerseis de rombos. Yo pensaba que se habían extinguido hace siglos, pero no: han vuelto. Están aquiiiiiiiií... Cuando menos te lo esperas, un tío se da la vuelta y... horror, rombos!! Vimos varios, pero lo peor fue la siguiente combinación hecha persona: jersey de rombos + pelo engominado hacia atrás (como si llevara un lametazo de vaca en la cabeza). Uf... Un trauma. El chaval, de base, estaba bastante bien; pero claro, le fallaban mucho los acabados... Aún así, iba con una chica que parecía su churri. Y es que, sobre gustos no hay nada escrito.

- pillar una taja el día de la Mona. Hay que seguir las tradiciones, ¿no? Por algo ese día se llama así, digo yo. Que le hubiesen puesto otro nombre, si no quieren que luego pase lo que pasa... Hay que variar: esta vez la turca fue culpa de mis amigos casados, que celebraban este bonito día con su niña. Éramos: dos parejas de casados (una preñada y otra con hija de cuatro meses), el amigo de la anfitriona y yo. El amigo era el hombre perfecto: inteligente, divertido, guapo, culto y encima hace su propio vino... Aiiiiiii! El tío perfecto para mí, vamos. Pero tenía un pequeño defectillo: es gay. La vida es así, es que no falla... Pero a lo que iba: que cómo había una embarazada y la otra está en plena lactancia, no podían beber, así que tuve que sacrificarme yo: no se iba a desperdiciar su parte. El honor del sector femenino estaba en juego, no podía dejar que los tíos se quedasen con todo el mérito. Si es que es de lógica...

La verdad es que me lo pasé muy bien bebiendo, hablando y comiéndome la mona (a ver, malpensados: la niña estaba muy ocupada con su teta, tampoco soy tan mala persona como para robarle el chocolate a una menor!). El mejor momento fue cuando, en plena euforia, se me ocurrió soltar que dentro de unos años, en vez de la mona, yo instauraría la simpática tradición de regalarle a la niña el calendario de los bomberos... Cosas que pasan, el subconsciente me traiciona, y salió así. Al momento, el padre de la criatura me lanzó una mirada asesina y dejó muy claro que no pensaba tolerar calendarios de bomberos para su niña, ni nada que tuviera que ver con bomberos, y que la palabra "bomberos" no se pronunciaría nunca más en aquella casa. La madre me dijo (de estranquis) que le parecía muy buena idea. Y el amigo, dejó su conversación y saltó de golpe, emocionadísimo y haciendo palmas: "Ay, sí, sí!! Bomberos! Bomberos! Yo le presentaré a los que conozco!". Está claro: si es que somos almas gemelas. No entiendo como él no se da cuenta. Así que está decidido: si él no piensa hacerse hetero, ya me haré yo gay, y solucionado. No se puede luchar contra el destino...

- otro par de días, por la mañana, me dediqué a ir con otra de mis amigas casada a pasear tres fieras: su niña de año y medio, y sus dos perras. Deporte de alto riesgo; la más salvaje de las tres era la niña, claro. Momentos culminantes: cuando cada una sale corriendo en una dirección diferente a la de las otras dos. Tres contra dos (pero la madre estaba medio neutralizada, porque con los trastos de la niña apenas le queda movilidad); lo suyo sería atarlas a todas, pero se ve que está muy mal visto. Y además, se enredan las correas y te acabas pegando una hostia porque se te enrollan en las piernas mientras corres persiguiéndolas. No es que me haya pasado, pero me lo han contado. Situación complicada, muy complicada...

- evitar pillar una cogorcia cada día por culpa de mi madre. Estoy viendo que siempre es culpa de alguien: cómo es la gente, ¿no? En este caso, con mi madre nunca hay que cometer el grave error de decirle que te gusta mucho algo. Nooor!! Al decirlo piensas que la harás feliz, pero luego todo se vuelve en tu contra y te pasas la vida comiendo/bebiendo/ viendo lo que supuestamente tanto te había gustado...

Pues en un alarde de buena hija se me ocurrió alabar profusamente el cava que bebimos el primer día que comí con ellos. Error! Grave error! A partir de entonces, las comidas y las cenas en casa se convirtieron en una ceremonia repetida: mi madre acercándose con la botella de cava, llenándome repetidamente la copa. Parecía el día de la marmota (de la peli "Atrapado en el tiempo"), pero en botella de cava. A ver si nos entendemos: es una bebida que me encanta, pero no quiero aborrecerlo ni pillar una turca diaria delante de mis viejos. Que sólo faltaba cava en el desayuno! Como tengo mucha sensibilidad, tampoco quería caer en el extremo de decirle que no me llenara más la copa, claro. Pobrecilla, no iba a desilusionarla así. Porque luego me arriesgaba a quedarme sin cava para siempre... Si hay que elegir, mejor que sobre, esa es mi filosofía de vida.

Y creo que, lo más importante, ya está. Ah, sí! Me olvidaba: el penúltimo día de vacaciones fui a donar sangre. Como cada año desde hace... muchos. Claro que, visto en perspectiva, ahora no tengo muy claro lo que doné, si sangre o "bloody-mary"... Mala suerte: si alguien hubiera encendido un misto en la sala de donaciones, igual hubiesen venido los bomberos y todo. Una ocasión buenísima a tomar por saco. En fin, espero que, cuando la analicen, no la descarten y puedan aprovecharla para algo. Cosa de las vacaciones, ya se sabe...

4 comentarios:

Unknown dijo...

Bufff...

Que grandes jornadas lúdico-etiloides que te pegas... si es que cuando una sabe cuidarse, sabe cuidarse, no hay más secreto.

Yo ahí tengo una teoria, que todavía hay que desenvoluparla un poquitín, pero estoy en ello.

Estoy plenamente convencido que beber rejuvenece. Vamos a ver... en los laboratorios, o almenos en los que salen en las película, no soy muy asiduo a las batas blancas manchadas de perclorato potasico (¿existe eso?), para conservar culaquier bicho, especimen o animalejo preciado, se mete en un bote con alcohol, formol, etanol, u otros líquidos terminados en -ol...

Entonces, porque no vamos a ayudar al proceso de conservación de nuestro cuerpo empezando desde dentro?!?!?!?!

Desde que desarrollé esta teoría, me dedico con todas mis fuerzas a irme rellenando de "loquesea-oles" varios, ya sea whisky, ratafia, cerveza o ron... mientras tenga graduación me sirve.

En fin... tampoco voy a aburrir con mis aventuras con mis amigos los vasos de tubo... que bastante tiene cada uno con lo suyo.

Enhorabuena por las vacaciones y a esperar las próximas!

PD. Bona diada!!

ester_kandi dijo...

jajajaja que bo!!!

Jo tinc un dubte... A part dels rombos, els nois també anaven de color rosa??? Perquè aquí és una plaga!!!

S'ha de fer alguna cosa per aturar-ho!! Si no ja m'imagino un futur catastròfic en que fins i tot els bombers aniran de rosa!!

Magrat dijo...

Mai! Bombers de rosa, mai! És contradictori, bomber i rosa no pot anar mai junt en la mateixa frase.

Aturem els rombos i el rosa, ja!! Si cal, convoco una manifestació.

P.D: i visca la conservació del cos des de dins!

Gemma Pagès dijo...

plenament d'acord amb les teories exposades fins al moment, em disposo a seguir degustant la meva dosi de conservant del dia, el traguet de ratafia (que encara dura des del primer comentari).

déu n'hi do quines vacances! ja tinc ganes que facis les properes per llegir-les!! :P