jueves, 19 de mayo de 2011

Conspiranoia


Sé que os sonará raro, pero creo que quieren borrarme del mapa. Eliminarme, quitarme de la circulación, darme matarile. Como queráis llamarle, pero es así. Hace días que siento la inquietante presencia de unos ojos invisibles observándome, controlando mis movimientos en todo momento. Y no: no son imaginaciones mías. Conozco perfectamente mis múltiples taras mentales, y la paranoia no es una de ellas (¿o sí? no, no, seguro que no). La cruda realidad es ésta: alguien, en la sombra, conspira para acabar conmigo, amiguitos.

Y la verdad, no entiendo cómo esto es posible, si yo no tengo ni un sólo enemigo sobre la faz de la tierra... Es que siendo taaan, pero taaan buena gente (a mi lado, la madre Teresa de Calcuta es el diablo, vaya), no he podido ganarme el rencor de nadie, eso está clarísimo. No se me ocurre quién podría odiarme... bueno, excepto la madre del novio de mi amiga (le tiré un cubata por encima de su vestido, blanco, para más inri, el día del bodorrio de su hijito) y los miles de envidiosos que se cabrearon como posesos cuando me tocó la nevera de playa del Jueves y a ellos no... pero en fin, tampoco es para tanto, ¿no? ¿Quizá algún antiguo amante despechado? Mmm, suena trágico y romántico, no estaría mal, pero lo dudo mucho...

Pues lo que decía: presiento que hay una conspiración secreta (no sé si a nivel mundial, nacional o local) para acabar conmigo. Probablemente una inteligencia menos sutil que la mía ni siquiera lo hubiera notado hasta estar ya en el hoyo criando malvas, pero hay un par de detalles que, después de mucho darle vueltas al asunto, me han llevado a tan fatídica conclusión. Primero: el otro día, junto a mi casa, apareció de golpe un póster inédito de los bomberos (qué casualidad, ¿eh?). Me paré a contemplarlo extasiada cuando, de repente... ¡plaf! Estrellado contra el suelo, justo a un milímetro de mí, había un tiesto gigante (con un aloe vera que pasó a mejor vida, el pobre) que casi me descalabra al caer. Me salvé por los pelos porque, en mi minucioso examen del póster, me había apartado ligeramente para observarlo desde otro ángulo que permitía apreciar mejor las cualidades de los susodichos bomberos... ¡si es que son unos heroes, hasta sin quererlo salvan vidas! (la mía, para más detalles).

Vale, podría ser una casualidad, pero ¿y dos? Porque, al cabo de unos días, iba yo tan feliz cruzando la calle (por un paso de peatones, por supuestísimo) cuando, de repente, salido de la nada, un camión de bomberos se lanzó contra mí a toda pastilla. Y aquí viene lo realmente sospechoso: el camión venía cagando hostias a toda leche ¡y no llevaba la sirena encendida! ¿Qué? ¿Qué decís ahora de mi increíble perspicacia y agilidad mental? ¿mmm? Os he dejado patitiesos, fijo...

A posteriori he deducido que el conductor asesino o algún cómplice deben de conocerme muy bien, porque sabían perfectamente cómo reaccionaría yo: lógicamente, debido al factor sorpresa bomberil, en vez de apartarme me quedé pasmada allí enmedio, intentando vislumbrar a los adonis que teóricamente ocupaban la cabina del camión. Pero nada: cuando ya lo tenía casi encima y hasta podía oler el caucho quemado de las ruedas acercándose a todo trapo, me di cuenta de que no había ningún bombero allí dentro. ¡Joder, mi gozo en un pozo! En vez de eso, en el camión sólo había una tía loca con cara de psicópata y dos gatos (uno blanco y el otro negro). Total, que la desilusión me hizo reaccionar al momento, y, de un salto, evité por los pelos acabar convertida en una triste esterilla... Y es que a ver, palmarla por los bomberos tiene un pase, pero por una loca de los gatos... ¡ni de coña!

También creo que, además, están intentando envenenarme, pero eso no me preocupa: estoy inmunizada fijo. Son demasiados años currando en un laboratorio, expuesta a potingues, ácidos, virus, bacterias y de todo... Y, lo más importante, si la horripilante máquina de café no lo ha conseguido antes, no serán ellos quienes lo logren. Fracaso absoluto asegurado.

Así que el panorama es éste... Ya veremos cómo acaba la todo; yo de momento presiento que la loca de los gatos está ahí fuera, al acecho, esperando taimadamente su ocasión para acabar conmigo. Pero, sintiéndolo mucho, me temo que no ha tenido en cuenta una cosa muy importante (básica, diría yo): mala hierba nunca muere.


4 comentarios:

gemma dijo...

uaaargh!! aleeeertaa!!!

per cert, l'aloe vera no devia pas ser la que vas adoptar de casa meva i que després vas cedir amablement a una veïna, no?? sinó ja seria la òstia!! :P

Magrat dijo...

És que el cadàver del pobre aloe vera havia quedat tan horriblement desfigurat per l'impacte que va resultar impossible identificar-lo... ho sento, Gemma!

Si guardes algun pél (o fulla, en aquest cas) seu, podem fer-li la prova de l'ADN...

jejeje!

Unknown dijo...

Jo crec que són una plataforma ultraecologista, d'aquestes formades per vegans radicals i esquerranosos de pro.

Potser han canviat d'estratègia i han passat de perseguir vaixells de pesca de la balena amb llanxes inflables i penjar-se a les xemeneies (tàctiques molt vistoses però claríssimament poc efectives) a intentar erradicar una per una qualsevol amenaça futura.

I estaràs d'acod amb mi que començar per els biotecnòlegs tindria cert sentit, no?

Ho dic perquè es comença amb un test que cau per casualitat... i t'acaba perseguint un camió de bombers conduït per una extremista animalista posseïda.

Jo per si de cas començaria a canviar itineraris per anar a la feina, horaris, costums, comprar perruques...

I que les altres companyes i companys comencin a fer el mateix, no fós cas que un dia d'aquest aparegui una ampolla de ratafia enverinada, o una perxa mig serrada, o un fals concert de l'Antonio Orozco que en realitat sigui una emboscada...

Jo ja us he avisat...

Sort!!

Magrat dijo...

Jajaja!! És una molt bona explicació, però em temo que només sóc víctima d'una conspiració a petita escala... ;-)

Home, jo de l'emboscada Orozquiana encara em salvaria, però ja et dic que amb l'ampolla de ratafia enverinada caiem totes com mosques!! Sobretot si ens diuen que és d'aquella tan bona que només teniu a Cassà... (d'en Carri, si no recordo malament?)