viernes, 25 de diciembre de 2009

¡Feliz falsedad!


No me gusta la Navidad. No me gusta nada. Lo único bueno que tiene son las vacaciones, pero ni así...¡¡ Navidá, navidá, falsa naviiidaaaaaá!! Vaya, que no le encuentro la gracia por ningún lado...

Se supone (para eso nos comen la olla al máximo con el tema) que debería ser una época de paz y amor, pero yo esto no me lo trago ni "jarta" de vino. ¿Paz? ¿Amor? ¿Donde? Vayamos por partes: primero (y ya hemos hablado anteriormente de ello) te toca, desde dos o tres meses antes, tragarte toda la parafernalia absurda de luces horrorosas, decoración hortera y villancicos infernales por las calles, vayas donde vayas. Ni en el desierto de Almería te salvas de encontrarte un Papa Noel subiendo por una farola con un altavoz a tope acoplado y una estrella de Navidad enganchada. Tanto machacarnos con el ahorro energético y la contaminación acústica (y aquí yo añadiría la visual) para esto. ¡Viva y bravo! Los ayuntamientos dando ejemplo, si señor... Sin contar el acribille mediático de anuncios de cosas "im-pres-cin-di-bles" que debes comprar para ser feliz, porque claro, si no las tienes, no serás digno de seguir viviendo... ¡Qué asco de consumismo!

Después, a medida que se acerca el momento, te toca pasarte una o dos semanas estresadísima: buscando regalos arriba y abajo, intentando salir viva de las tiendas a reventar de gente desesperada, peleándote con la señora de turno por llevarte la última "Varvi zorrón" y acabando histérica y agotada haciendo las tradicionales compras de última hora del día 24 por la tarde (porque, admitamoslo, la vida es así: hagas lo que hagas, acabas comprando cosas el día 24 por la tarde, aunque lleves un año de previsión para que no te pille el toro).

Todo esto no acaba aquí: el estrés "compracional" hay que combinarlo con las múltiples cenas -comidas - meriendas - desayunos de Navidad de antes de que llegue la Navidad. Desde el día 15 de diciembre o menos ya empieza el atracón colectivo. Con los del curro, con los amigos, con los del gimnasio, con los otros amigos, con los del club de petanca... todo el mundo tiene que montar su fiestorrón navideño, con la consecuente ingestión masiva de grasas y alcohol. ¡Que uno llega a la Navidad propiamente dicha con el hígado destrozado por la pre-Navidad! ¡Por favor! Y, que casualidad, de repente todo el mundo se lleva increíblemente bien y se aprecian un montón unos a otros, cuando la realidad es que igual no pueden verse ni en pintura... en fin, sin comentarios. Hipocresía en estado puro...

Después de todo esto, llega lo que sería la Navidad en sí misma: cenas y comidas familiares a porrillo, reparto de regalos inútiles por todos lados, días que pasan casi sin darte cuenta de que existes. De repente, parece que hayas retrocedido en el tiempo: la vida se limita a dormir, comer, tener conversaciones insustanciales con gente varia, volver a comer, dormir, comer, tomarse un sal de frutas Heno... y así hasta el infinito. Igualito que cuando tenías cero años, pero sustituyendo el biberón y la papilla por botellas de vino, cava y comilonas varias. Aquí podemos encontrar, básicamente, dos variantes:

- Si eres soltero/a:¡¡ felicidades!! Tienes mucha suerte: solo tendrás que soportar la pesadilla anual de ser sometido al clásico interrogatorio navideño por tus tíos, tías, tía-abuelas y similares (que, seguramente, ni te ven el pelo el resto del año)." Nena, ¿todavía no tienes novio? Pos yo, a tu edad, ya estaba casada, había tenido a mi Paquito y estaba embarazada de mi Trini...". "Nene, ¿aún no te han hecho fijo en el trabajo? ¿que es eso de ser becario? con treinta años yo ya era el encargado de mi empresa...". Y así hasta llegar al momento cumbre de la noche, cuando las peleas (y el tirarse en cara las putadas que se han hecho los unos a otros) desbancan cualquier otra conversación y acaparan toda la atención del personal, que además ya está plenamente bajo los efectos potenciadores del etanol, el elixir de la verdad. ¡Qué fiestón, amigos, qué fiestón!

- Si tienes pareja: ¡se siente! La Navidad no es la mejor época para los tortolitos. Te tocará, como mínimo en el mes de agosto, decidir y repartir qué días pasais en casa de quién. Ya sabeis: "pues si pasamos la Navidad en casa de tu madre, toca celebrar el Año Nuevo con los míos", "el año pasado ya celebramos los Reyes con tus primos segundos de Villa-conejos de Arriba, así que este año me toca a mí elegir dónde ir. Tengo unos parientes en Siberia que...". Y así hasta que llegue diciembre. Además, cuando estés en "territorio enemigo" te convertirás en la víctima de interrogatorios e intentos de cebamiento varios ("venga, come un poco más..." no seas rancio y traga: todavía puedes embucharte algo más antes de reventar! ¿qué te cuesta hacer feliz a una madre?); mientras que, en tu terreno, te tocará pasar la vergüenza ajena de ver a esos desconocidos que se autodenominan "tu família" en acción, acosando moralmente a tu pobre pareja, sin poder hacer nada para evitarlo... ¡Cuanta crueldad, señor!

Luego está el tema de los regalos: durante estos días te dejas una pasta en comprar cosas que, probablemente, no tienen nada que ver con lo que los demás esperaban recibir. Evidentemente, por fuera te pondrán buena cara mientras por dentro se preguntan qué coño te habrá inducido a pensar que les haría una gran ilusión tener una yogurtera o un trasto para hacer fondues... Por la misma ley universal, tú recibirás a cambio un montón de mierdas inútiles, que no te hacen la más mínima gracia. Si es que ya lo dice la canción: cada uno da lo que recibe, luego recibe lo que da... Pero tranquilo, que siempre podría ser peor: puede pasar que tú te dejes el sueldo en regalazos como diós manda y, a cambio, sólo recibas truñacos del chino de la esquina. Eso ya es para darse con un canto en los dientes, claro. Así que, hay que ver las cosas por el lado positivo: si te regalan una yogurtera, agradécela de corazón... podría ser uno de esos freakys gatos dorados que mueven la pata sin parar.

Y así podría seguir con cositas durante horas y horas... ¡Si es que es indignante! En mi humilde opinión, el supuesto buen rollo, paz y amor tendría que ser todo el año, y no sólo unos días concretos... Y los regalos, no hacerlos por obligación, sinó por gusto y cuando nos apetezca... Igual que las fiestuquis: cualquier día es bueno para pillarse una turca si se hace con alegría, hombre! Pero, para no enrollarme demasiado y convertirme en una plasta navideña (que para eso ya tenemos al Rey y su discursito de marras) lo dejaremos aquí. ¡Nochevieja y los Reyes dan para mucho más!

Así que: ¡Feliz Falsedad a todo el mundo! ¡ Y a disfrutar todos los días que NO son Navidad! ¡Vivaaa!

http://www.youtube.com/watch?v=hqPRD7pc4P4

1 comentario:

Unknown dijo...

Con el de hoy te has salido...

Por favor, abre un videoblog ya!!!!

Feliz Loquetevengaengana para ti también!