lunes, 1 de agosto de 2011

El misterio de la Silk-épil errante

El otro día, viendo una sesión de publicidad en la tele (interrumpida muy de vez en cuando por algún micro-trozo de película inoportuno), me quedé tremendamente intrigada con el anuncio de la Braun Silk-épil. Bueno, ahora no sé si era la Silk-épil o la Epilady, porque no he vuelto a ver la tele desde entonces debido a un shock cerebral traumático causado por las mierdas que hacían... pero era una de esas máquinas diabólicas de tortura que hacen un ruido como de corta-césped y te arrancan los pelos uno a uno, haciéndote ver las estrellas hasta el infinito y más allá.  Curiosamente, a las tías que lo anuncian lo único que les provoca es una agradable y fresca sensación de masaje, una sonrisa de oreja a oreja y no sé si alguna cosa más, porque se las ve muy contentas y felices con su podadora... Otro día entraremos en el apasionante debate sobre si las modelos que anuncian la Silk-épil tienen claras tendencias masoquistas o es que se han quedado así para siempre después de anunciar compresas, pero mi duda de hoy va por otro lado.

La cuestión es que, al final del anuncio, cuando el insecto-palo... uy, perdón: cuando la modelo que se pasa la Silk-épil por unas interminables piernas donde nunca ha habido ni un pelo (porque hace siglos que se hizo la depilación láser) ya está a punto de morirse del gustirrinín, dice la voz en off: "pruébala gratis sesenta días". Ehem... ¿mandee? ¿perdone? ¿qué significa eso de probar el aparatejo durante sesenta días? ¿que a los sesenta días de arrancarte pelos de los rincones más insospechados e inhóspitos con él lo puedes devolver a la tienda y te reembolsan el dinero tan ricamente?

Porque, a ver, si es así, no me imagino yo cómo va el tema: ¿hay una Silk-épil comunitaria que va rulando por el mundo indefinidamente para que la peña la pruebe y, a quién la quiere, le dan otra nueva (y la de muestra sigue viajando)? ¡Entonces esa máquina habrá visto más selvas que los de callejeros viajeros! ¿O cada máquina que sale de fábrica va depilando por ahí hasta que alguien se la queda y la retira de la circulación? En este último caso, cuando tú la compras en la tienda puede ser que alguien (una o más personas) ya la haya probado y devuelto, así que te estarías comprando una depiladora de segunda mano (o de segunda pierna, o... lo que sea). Mmm... un tema desagradablemente inquietante que no me gusta nada. No es por ser tiquismiquis, pero a nadie le apetece gastarse un pastón en una máquina que, además de putearte, ha arrancado pelajos quién sabe dónde... ¡no, no, no: no me parece una buena estrategia publicitaria, señores!

Otra cosa es que, si esto es cierto, y viéndolo por el lado positivo, con un poco de jeta puedes tener solucionado el tema depilatorio para toda la vida: cada año, pasándote por un par de tiendas que te dejen sendos aparatos durante los sesenta días de rigor, tienes cubierta toda la temporada primavera-verano de lucimiento piernil y bikinil. Y , luego, en lo que sería la etapa otoño-invierno, llevando pantalones largos o medias ultra-gruesas, puedes dejarte volver a tu estado salvaje natural (rango variable, entre pelusilla y yeti, dependiendo de la persona) sin ningún problema. O sea que, con sólo unas cuarenta o cincuenta tiendas de electrodomésticos (fáciles de encontrar si vives en una gran ciudad; si vives en un pueblo te tocará hacer una ronda provincial) tienes veinte años sin pelos asegurados, gratis. 

Visto así, no está tan mal la estrategia... Hay crisis, estaría bien que otros sectores se aplicasen el cuento, claro. Por ejemplo "prueba este coche gratis durante sesenta días", o ropa gratis durante sesenta días y luego la devuelves, o comida gratis (no sé si luego querrán la devolución), electrodomésticos de todo tipo gratis, pongos del chino gratis... y el summumm de todo, por supuesto: "prueba bomberos gratis sesenta días".... ¡Animalicos!

3 comentarios:

Lupe Ballester dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Lupe Ballester dijo...

Uau, mai m'havia plantejat lo de la itinerància de les silk-epil! Però tens tota la raó: quin fàstic! Perquè, la deuen esterilitzar abans de tornar-la a vendre? Potser les venen rebaixades com si fossin depiladores de Km 0. De totes maneres, ni regalada tornaria a passar per aquesta tortura (comparable amb què una famíla sencera de rates et mossegui les cames).
Dones del món, us convido a signar un manifest contra els sistemes dolorosos d'eliminació de pèls!
NO A LA CERA! SÍ A LA GILETTE!

Gemma Pagès dijo...

hmmm... bomberos gratis sesenta días?? em sembla que d'aquests en tornarien pocs...