lunes, 24 de agosto de 2009

Rincones

Las vacaciones son geniales, pero tienen un problema gravísimo asociado: que se acaban. Sí, sí. Cuando ya has olvidado incluso cómo te llamas y te has acostumbrado a hacer cada día lo que te da la real gana... toca volver! Que mal montado, ¿no? La mente humana no está diseñada para soportar estos traumas psicológicos tan bestias, ya lo digo yo... Tendríamos que hacer vacaciones más a menudo, para minimizar el impacto, más que nada.

Estas vacaciones he estado tan desconectada que no he tenido tiempo (ni ganas) de escribir ni una miserable entrada en el blog. Buena señal, claro. El tiempo ha volado, como suele pasar cuando te estás divirtiendo, disfrutando y haciendo las cosas que te gustan.

Básicamente, he estado en mi tierra natal. La primera semana fue la fiesta mayor, y pillé el ritmo fácilmente: salir por la noche, dormir toda la mañana y gandulear por la tarde en la playa o en alguna terracita. He visto a todas las amistades que tenía un poco abandonadas con el trajín habitual y, por supuesto, no podía faltar a mi cita anual con el garrafón de barracas en fiesta mayor. Sería un sacrilegio! Y pegarse unos bailoteos con las orquestas pachangueras o los grupos locales, tampoco podía faltar (sobretodo si antes has cumplido con el ritual del garrafón, claro).

Aparte de eso, estos días de libertad he descubierto algunos rincones. Rincones inexplicables, únicos y donde vale la pena perderse, aunque sólo sea durante un rato. En el mar o en la montaña; entre rocas a 3000 metros o junto a las olas, no hay que dejar pasar la oportunidad de explorar, descubrir, admirar y sumergirse en estos lugares llenos de un encanto tan y tan especial. Estamos rodeados de tesoros, y a veces no nos damos ni cuenta...







He pasado tres semanitas de buena vida, y ahora el retorno va a ser muy duro... pero no tanto. Porque, para evitar la tragedia, me he guardado un as en la manga: una semana más de vacaciones a mitad de septiembre. Biiiieeeeen!! Así, aunque acabo de volver al curro, tengo la ilusión de que lleguen las vacaciones de nuevo; esto es como entrar en un bucle de esperanza perpetua. De esperanza, de entusiasmo y de ganas de seguir descubriendo nuevos e interminables rincones.

2 comentarios:

XL dijo...

Quina gràcia el llac petit. Podrien posar un tobogan des de dalt de la muntanya fins el llac.

Unknown dijo...

Fotos xules, molt xules!!!

Racons, raconets i raconots... quanta raó tens!! De vegades marxem a l'altra punta de món per fer-nos una foto i poder dir que hi hem estat, i ens perdem l'oportunitat de descubrir la de centenars de milers de racons preciosos que tenim al costat... Ja sé que és un tòpic, però la gent... vinga anar a Punta Cana, a Playa Bávaro (això sona a "amor a primera vista") o allà on nostre senyor li van sortir mules de tanta estona que feia que caminava sense la segona espardenya...

Jo en vaig descobrir un de nou aquest agost: Alòs de Balaguer (a tocar d'Artesa de Segre... molt bonic, molt)

Per la resta... gràcies, em quedo amb dues paraules: "preciós" i "tristíssim".

Apalins, bona tornada i vigla que no et quedis bocabadada davant el primer calendari que et trobis (amb la foto del bomber de setembre, evidentment) comptant els dies que et falten per tornar a fer el gandul!!